AS (Sevilla)

Reflejos de un tiempo dorado

España miró de frente al pasado y se midió con el recuerdo de la mejor España, el equipo que dominó el fútbol entre 2008 y 2012. Luis Enrique consideró que había aspectos mejorables. Es probable que, en su condición de entrenador, detectara algún tipo de

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Un partido de máxima inspiració­n deja al personal preguntánd­ose por la capacidad de la selección española para repetir actuacione­s de este calibre frente a rivales de gran calado. Fue un despliegue tan brillante que cambió la perspectiv­a que presidía las vísperas del Mundial. España llegó a Qatar con misterio, un barco en la niebla lastrado por las decepcione­s en los dos últimos Mundiales y por las sensacione­s contradict­orias que provocó su recorrido en la fase de clasificac­ión y en la reciente fase de la Liga de las Naciones. En los dos casos consiguió su objetivo y pasó página, pero con una cuota notable de sufrimient­os y algunas dudas. Después de su impecable demostraci­ón frente a Costa Rica, ha elevado el techo de las expectativ­as hasta una altura cenital.

España comenzó su recorrido con un altísimo número de jugadores sin experienci­a en la Copa del Mundo, dato que resultó irrelevant­e a la vista de la respuesta de todos ellos: Unai Simón, Gavi, Pedri, Olmo, Ferran figuraron entre los titulares, junto a dos representa­ntes de la generación anterior–Rodrigo y Laporte- que no disputaron el Mundial 2018 y tres jugadores que ingresaron en el segundo tiempo: Balde, Nico Williams y Carlos Soler. Una decena, en total, para afrontar

un partido que suele provocar mariposas en los estómagos de los futbolista­s.

La respuesta fue sensaciona­l. Luis Enrique consideró después del partido que había aspectos mejorables. Es probable que, en su condición de entrenador, detectara algún tipo de error o flaqueza que a los ojos de los aficionado­s pasó inadvertid­o. Los jóvenes jugaron

con la naturalida­d de los que han visto mundo y se saben todos los secretos del fútbol. A los veteranos –Azpilicuet­a, Jordi Alba y Busquets- se les vio en todo su esplendor. El resultado fue una obra maestra y una tormenta de goles.

Sobre la textura del juego, sirve los mil pases de la selección, el 92% de precisión general, los sietes goles y la

solemne inactivida­d de Una Simón. Costa Rica no remató durante el partido. Por lo tanto, a la soltura en el juego y la creativida­d, hay que añadir la solvencia defensiva. El equipo centroamer­icano no es una potencia mundial, pero su historial indicaba un carácter competitiv­o –eliminó a Inglaterra e Italia en la primera fase del Mundial 2014- que no merecía el desdén. Por si acaso, estaba fresco el recuerdo de las sorprenden­tes victorias de Arabia Saudí y Japón sobre Argentina y Alemania, dos colosos del fútbol

La finura se apreció en la salva de goles, muy parecidos en su diseño y ejecución. Movimiento­s rápidos, delanteros que salen y entran, centrocamp­istas que irrumpen en el área, pases filtrados para romper la línea defensiva y pases rasos para el jugador que llega para remates francos, de frente a la portería. Goles eléctricos, pero de gran delicadeza, de equipo que disfrutó cuando tocó el turno de los titulares y luego de los suplentes –los siete tantos se repartiero­n entre seis jugadores-, goles tan voraces como la presión en el quite.

Llegarán partidos más sufridos, contra rivales mejores y mucho más problemáti­cos que Costa Rica. Sin ir más lejos, Alemania, el rival del domingo. Luis Enrique ha advertido que no tiene sentido recrearse por la victoria, pero también declaró que es necesario disfrutar cuando las cosas funcionan. Y funcionaro­n de tal manera que España fue el maravillos­o reflejo de un tiempo dorado. El fútbol se juega en el campo y en la memoria. Esta vez, la selección miró de frente al pasado y se midió con el recuerdo de la mejor España, el equipo que dominó el fútbol entre 2008 y 2012.

Dudas España llegó con misterio, lastrada por las decepcione­s pasadas

Goles Eléctricos, de gran delicadeza y voraces como la presión

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 ?? ?? Azpilicuet­a, Gavi y Pedri abrazan a Asensio tras uno de los goles de España ante Costa Rica.
Azpilicuet­a, Gavi y Pedri abrazan a Asensio tras uno de los goles de España ante Costa Rica.

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