Dos gigant en Qatar
Messi saltó con De Paul en solitario al césped de la Qatar University, en Doha. Detrás lo hizo el resto de componentes de Argentina. Apretaba el sol qatarí, la temperatura rozaba los 30 grados. No importó. Horas después de lograr una importantísima victoria ante México, la Albiceleste recuperó la sonrisa y la tranquilidad, aunque aún sigue con la soga al cuello. El único resultado que le clasifica seguro para octavos, de hecho, es la victoria el miércoles ante Polonia.
Argentina, y Leo, están aliviados por salvar la primera de las finales. Queda otra. Ese es el mensaje que quiso transmitir el capitán. En cualquier caso, su felicidad, compartida con toda su familia, que está en Qatar siguiéndole, se pudo ver en el primer entrenamiento con el que preparar el duelo ante Polonia. La mejor noticia es que físicamente está bien, como se pudo comprobar en varios sprints ante México. Ningún problema.
“¡Dos Mío!”, tituló Olé haciendo alusión a los dos goles y a la figura de Messi, que es considerado un Dios para los argentinos. Su rendimiento, incluso en un día general discreto, es determinante. Su gol salvador cuando al equipo amenazaba con entrar en pánico resucitó a una selección con muchas dudas. Messi volvió a problemas del pasado. Según las estadísticas, el crack argentino recibió ¡23 veces! entre las zonas 1 y 2 del campo, es decir, entre la defensa y el ataque. Lo mejor del dato es que lo hizo más en la segunda parte (14) que en la primera (9). Messi marcó, asistió, recibió cinco faltas, hizo tres conducciones y superó un tackle.
Asumió la responsabilidad y tomó las riendas en busca de una victoria trascendental, aunque en una posición que no le potencia. Demasiado atrás como para hacer daño, lejos de la zona de acción en la que él es decisivo. Guido fue un fiasco a la hora de elaborar juego, igual que lo había sido Paredes el primer día. Sólo la entrada de Enzo Fernández empujó a Messi hacia su zona más determinante. Ahí pudo recibir en la jugada del gol que desatascó a Argentina. Un triunfo revitalizante, pero que no esconde los problemas. Argentina sueña con Messi. Messi es Argentina. Como
Francia sueña con
Mbappé, cada vez más decisivo con los bleus. El 974 Stadium presenció la enésima exhibición de un talento sobrenatural. El delantero del PSG volvió a ser el mejor jugador de la selección francesa en su victoria por 2-1 contra Dinamarca. Marcó un doblete, fue una pesadilla para la defensa rival y añadió un capítulo más a una
Un respiro Messi se quitó la angustia de encima, pero aún le queda la final ante Polonia
carrera que, si no se tuerce por una hecatombe, va a marcar el paso en el futuro.
Si Mbappé no es historia de la selección francesa, poco le falta. Desde que debutara en un Mundial, en Kazán hace cuatro años contra Australia, el talento de Bondy no se ha cansado de hacer goles. Siete concretamente en los Mundiales, superando a una leyenda como
Mbappé y Messi se confirman como figuras del Mundial. Llevan 3 y 2 goles, respectivamente, y en sus países son la esperanza
Thierry Henry, que hizo seis, y a Zidane y Platini, con los que estaba empatado a cinco dianas antes de la disputa de la segunda jornada del Mundial.
“Un alma azul envuelve este Mundial de Qatar, en la imperfección de un equipo en reconstrucción pero en la genialidad interestelar y jupiteriana de Kylian Mbappé”, escribió Le Parisien. Kylian ha necesitado dos Mundiales para acercarse a Messi y Cristiano. El argentino y el portugués, que ya se
‘Le Parisien’ “Francia está en obras pero tiene la genialidad de Mbappé”
han estrenado en Qatar, suman ocho goles cada uno repartidos en cinco citas mundialistas.
Mbappé ya está en el top7 de máximos goleadores de la historia de Francia. Con 31 goles en 61 partidos igualó a Zinedine Zidane, que hizo los mismos, pero en 108 encuentros. El récord de Henry de 51 dianas, que alcanzó Giroud, parece cuestión de tiempo.