La danza de Zidane y el método Zizou
Este titular no es un trabalenguas ni un juego de palabras. Empieza el baile. Cuantos le vimos deslizarse sobre el césped como jugador (Francia, Italia, España) adivinábamos todo un repertorio de danza (pausas, patente de ruleta, cambios de ritmo...).
En la comparecencia ante los medios tras conseguir la Liga 33, en respuesta a los periodistas, se explicó así: “Estoy tan feliz —sabes—, que me pondría a bailar; no lo voy a hacer, pero estoy muy contento”, Zizou dixit. Tan bien danzó y contradanzó con el esférico en sus pies en el Mundial de Francia (1998), que terminó ganándolo. En mi retina quedó plasmado aquel recital que nos brindó Zizou ante la defensa del Deportivo (gol incluido). La volea antológica con que sentenció la novena Champions fue sublime, como un acorde final apoteósico. Genial danzante Zizou.
Entramos en la segunda variante del Zidane estelar: el método Zizou, su función de entrenador. Está diseñando un futuro que ya es presente y que paulatinamente van incorporando al fútbol los entrenadores foráneos. Zidane acuña su método personalísimo: rotar ad libitum los integrantes de la plantilla para, con ahorro de energía, coronar su objetivo: óptimos resultados, triunfos, trofeos.
Madrid