Durant devora a LeBron y los Warriors se ponen 1-0
El alero anotó 38 puntos para acabar con los Cavaliers
La temporada pasada, Golden State Warriors fue el primer equipo de la historia de la NBA que ganó 73 partidos de fase regular (73-9)… y el primero que se dejó remontar un 3-1 en una final. Como el camino más rápido siempre es la línea recta, la solución fue dejar ir a Harrison Barnes, cuyos errores en el tiro facilitaron la remontada de los Cavaliers, y fichar al segundo mejor jugador del mundo. Kevin Durant no es Harrison Barnes y semejante obviedad decantó, a veces el baloncesto es así de sencillo, el primer partido de la final 2017. Y veremos si mucho más que eso.
Porque Durant pareció el elixir, el exorcismo, el analgésico, el diván del psiquiatra y hasta la pastilla roja de Matrix para los Warriors. Que están 13-0 en estos playoffs, 28-1 en sus últimos 29 partidos y que no pierden con el big four al completo (Curry, Thompson, Durant, Green) desde el 28 de febrero. Mañana hay otro partido y los Cavs, como campeón experto en situaciones de supervivencia extrema, se merecen el beneficio de la duda. Buscarán caminos donde parece no haberlos, escarbarán túneles y tratarán de voltear pequeños detalles deportivos que puedan invertir emocionalmente toda la eliminatoria. Pero tendrán muy pocas opciones si Kyrie Irving pierde el duelo de bases con un excepcional Stephen Curry (28 puntos, 10 asistencias, 6/11 en triples) y si entre el primero, Kevin Love y LeBron James se quedan en un 23/55 en tiros con 11 asistencias por 13 pérdidas.
Presión. Sobre LeBron recaerán a partir del segundo partido, mañana, todas las miradas. Durant (38+8+8) fue a por su yugular obligándole a sobreesfuerzos en defensa y ocupándose también de su marcaje con la ayuda de Andre Iguodala y Draymond Green.
Una guardia pretoriana que desnortó pronto (seis pérdidas en el segundo cuarto, ocho totales) a un LeBron que ha jugado ocho finales y en siete ha perdido el primer partido. En el segundo su marca es ahora mismo de 4-3. O suma la quinta victoria o el 2-0 camino de Cleveland tendría un inevitable olor a jaque al rey. El año pasado su equipo escapó de esa tumba (2-0, 3-1…) pero estos Warriors no son aquellos porque, el baloncesto a veces es así de sencillo, donde entonces estaba Barnes, un buen alero, ahora está Durant. El elixir, el exorcismo, el analgésico, el diván del psiquiatra y hasta la pastilla roja de Matrix para unos Warriors imperiales. 1-0.
Cambio Durant no es Barnes y esta obviedad decantó el partido