El Madrid se desangra en la pelea bajo los aros
Los blancos, sin ningún ‘cinco’ puro, atraparon 20 rebotes menos
El Madrid se presentó en Tel Aviv ante el Maccabi con solo tres pívots, ninguno un ‘cinco’ puro, y perdió por goleada la batalla del rebote: 53-33. Tampoco estuvo fino en el lanzamiento y Doncic, que metió siete puntos seguidos al final, forzó demasiados tiros.
El Maccabi pelea por volver a la élite después de tres años a la deriva, desde que ganase el título a los blancos en 2014. Era una reválida puntual, pero la pasó. Ganó el clásico de clásicos europeos (32-23 aún para el Real), un chute de vida para su resurrección. El Madrid, en cambio, sufrió el segundo traspié seguido en esta Euroliga. La explicación es bastante plausible: las bajas en el juego interior (las lesiones de Ayón y Kuzmic dejan a la plantilla sin ningún cinco puro). Y añadan un lento balance defensivo.
El Maccabi atrapó 20 rebotes más (53 en total, 22 ofensivos), una brecha casi insalvable a este nivel competitivo a menos que exhibas muñequita
linda en ataque. Y no fue el caso de los de Laso: 8 de 34 triples (solo un tiro más intentado de dos), con una racha destructiva de 0 de 10 cuando el Maccabi agarró el mando.
Thompkins acusó el mes de inactividad. Randolph fue de mucho a poco, exhausto incluso en algún tramo: casi 35 minutos en pista tras salir de una lesión. Reyes superó los problemas de faltas para romper en el tercer cuarto (10 puntos del tirón ante el gigante Parakhouski) aunque no al final. Maciulis no reboteó y Doncic actuó incluso de falso cuatro sin gran éxito. Acumuló números, pero forzó demasiados tiros. También tuvo su momento mágico: personal sacada a Cole en un intento triple, técnica a Spahija por protestar lo obvio pese al arbitraje casero, cuatro tiros libres embocados y acierto de tres posterior: 74-76. Insuficiente para remontar la corriente.
Porque el Madrid, además de desangrarse en el rebote, no fluyó con el balón más allá del primer cuarto, cuando empezó a sentir el desgaste interior. Enfrente, el infierno amarillo, un equipo que creció a la carrera con los acelerones de Norris Cole y Pierre Jackson, que anotó bajo el aro (Tyus y sus mates) y se encomendó a las rachas de un inspirado Deshaun Thomas (ex del Barça) y de Michael Roll (pasado en Zaragoza). Entre ambos, 37 puntos. Los blancos llegaron vivos al final (78-78 a 3:40), pero no tuvieron opción. Laso espera a Walter Tavares como agua de mayo.