‘Superjavi’, genio distraído, loco de los videojuegos y del Madrid
Se inició a los 6 años y se fue a América con 17
De Cuatro Vientos, comenzó a patinar con seis años. Hijo de Antonio, militar, y de Enriqueta, Javi Fernández empezó en el patinaje a los seis años siguiendo la estela de su hermana Laura, que acostumbraba a ir a la pista de Leganés. De Javi se hablaba de su facilidad innata para ejecutar saltos en el hielo.
En Canadá ha alcanzado la excelencia. Concretamente en Toronto, donde se entrena con Brian Orser en el famoso Cricket Club. Siendo adolescente, con apenas 17 años se marchó a EE UU a cumplir su sueño a las órdenes del ruso Nikolai Morozov, pero la soledad se apoderó de él. Llegó a pensar en abandonar. Orser le encontró y reflotó su genio.
Ha ganado dos Mundiales. En 2015 y 2016 llegó a su máximo nivel hasta hoy, cuando ganó dos Mundiales, en Shanghai y en Boston. Especialmente significativo fue el segundo título, donde venció con un excepcional programa de Sinatra, de los más perfectos.
Seis veces campeón de Europa. Si en el mundo ha dominado dos veces, en Europa Javi Fernández no conoce rival. Ha ganado los seis últimos títulos continentales y muchos de ellos sin necesidad de exprimirse al máximo. Está a otro nivel.
Tiene su propio espectáculo. RevolutiOn Ice es un espectáculo de música y patinaje con el sello de Javier Fernández. La primera vez que se celebró en Vistalegre metió a 9.500 personas en un recinto que alucinó con lo que vio. Este año regresará, entre noviembre y diciembre, con tres paradas: Madrid, Barcelona y Bilbao.
Un genio despistado. Javier Fernández es conocido por sus despistes, pero también por su genialidad. Se le han llegado a olvidar los patines de competición y, sin embargo, su mente es capaz de asimilar programas complejísimos como el de ayer.
Aficionado del Real Madrid y paisano de Casillas. A Javier Fernández se le ha visto hacer el saque de honor en el Bernabéu, donde acude cada vez que viene a Madrid. Le encanta y muchas veces cuando está en la otra punta del mundo pone el despertador para verlo. Además, su familia es de Navalacruz, el pueblo de Iker Casillas.
Le encantan los videojuegos. La mejor forma de desconectar de los entrenamientos para Javi Fernández es enchufar la videoconsola y olvidarse de todo. “Intento no llevarme las cosas fuera del hielo”, relata.