Las balas de Klopp
Firmino genera por dentro y Mané y Salah se lanzan al contraataque
El Madrid tendrá que dar respuesta al buen hacer del tridente del Liverpool y su especialización en el contraataque. La sociedad entre Salah, Firmino y Mané funciona con mecanismos muy efectivos. Cada anticipación fallida de Varane y Ramos le generará graves problemas a los de Zidane.
Golpe a golpe. El tránsito del Madrid por esta Champions le ha medido a equipos de muy diferente corte, pero hasta ahora no se había tenido que enfrentar a un rival que domine el contraataque como lo hace el Liverpool. Atendiendo a las condiciones de su plantilla, Klopp ha creado un escenario que conduce casi exclusivamente a ese tipo de jugada. Con un tridente demoledor (Salah,
Firmino y Mané), el conjunto red acelera en cada acción y no se demora en la construcción. Es el equipo de todos los que alcanzaron octavos con menor acierto en el pase (81,4%) y no le importuna convertir el encuentro en una feria incontrolable (promedia 151 pérdidas por las 116 del Madrid). Su predisposición se inclina a atacar en transición y desplegarse de forma explosiva. Defiende organizado para ello. Si no funciona la presión inicial, habitúa a protegerse en bloque medio con un 4-5-1. Salah y Mané ocupan las bandas y nada más intuir una posible recuperación se lanzan al espacio. Firmino se maneja por dentro, divide y acompaña.
Zonas débiles. En buena sintonía, uno de los atributos del tridente red es su inteligencia para arrancar en lugares intermedios. Este protocolo de actuación complica las fijaciones del rival. Salah, Firmo y Mané rastrean las grietas que surgen entre central y lateral y entre la zaga y el mediocampo. Al Madrid no le quedará más remedio que marcar en zona y encomendarse a que nada falle en su sistema de coberturas. Si Varane y Ramos salen demasiado de su área definida como centrales, el Liverpool podrá armar la contra con cierta comodidad en caso de que Firmino esté acertado en ese primer o segundo toque. El brasileño, un delantero muy particular al sobresalir más fuera del área que dentro de ella, habilita a partir de ahí a las dos balas de los extremos. Cada intento de anticipación erróneo de la defensa madridista será una ocasión de negocio para los de Klopp. En condiciones normales, el barrido de Casemiro, al que renunció Zidane en la vuelta de semifinales contra el Bayern, deberá ayudar en la interrupción de los acometidas del trío de oro del Liverpool.
El valor de la medular. La activación de Salah, Firmino y Mané depende del trabajo de los centrocampistas. Con Emre Can como posible suplente, su futbolista con más iniciativa creativa, Milner,
Henderson y Wijnaldum se dedican a robar y soltar rápido. Su media de recuperaciones alcanza las veinte por partido y su protagonismo con balón no se parece en nada al que asumen Kroos y Modric en el Madrid. Jugadores de recorrido, su intención es conectar con Firmino en el interior o buscar balones a la espalda de los laterales en favor de Mané y Salah. Su aportación es mínima en ataques posicionales. Klopp aún recuerda a Coutinho. Zidane calibrará la aplicación de la medular rival con la fórmula del cuarto centrocampista, imprescindible toda la competición. Las diferentes alturas que proponen Casemiro, Modric, Kroos e Isco entorpecerán la presión
red y trasladarán el núcleo del juego cerca de Karius. Eso será un problema para la línea defensiva de Klopp, el elemento más débil. Sigue siendo el Liverpool un equipo con un acabado muy desigual.