AS (Valencia)

La píldora del gol y el amparo de Jeremías

Para este Madrid, peleado con el gol en la era Lopetegui, el resultado señala una recuperaci­ón en la confianza

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Problema

Preocupa que siga entrando sin firmeza en el inicio de los partidos

Keylor

El club no ha cesado de buscarle sustitutos: hay ‘caso Keylor’

Los goles levantan el ánimo, generan optimismo, disuelven las asperezas y, en ocasiones, invitan al buen juego. Una asignatura que el Madrid, pese a la goleada lograda ante el Viktoria Plzen, no termina de aprobar.

No hay mejor receta para los equipos convalecie­ntes que los goles. Levantan el ánimo, generan optimismo, disuelven las asperezas y, en ocasiones, terminan por invitar al buen juego, asignatura que el Real Madrid no acaba de aprobar. Tampoco en Plzen, donde el equipo firmó la goleada y poco más.

Para este Madrid, peleado con el gol durante todo el periodo Lopetegui, la magnitud del resultado señala una recuperaci­ón en la confianza. Marcaron Benzema y Bale, cuya sequía ha sido letal para el equipo en la

Liga. El delantero francés siempre ha parecido más cómodo en Europa que en el campeonato español. Frente al Viktoria alcanzó los 59 goles en la Liga de Campeones, una cifra que sólo

superan Cristiano, Messi,

Raúl y Van Nistelrooy que no son unos piernas. La cifra habla de un rematador excelente en Europa, pero nada cambiará su fama de delantero sin colmillo.

Bale marcó un gol (estupendo remate, por cierto) y estrelló un tiro en la escuadra, pero no se puede tapar con esa clase de estadístic­as. Era un partido para romper récords. De eso, Cristiano Ronaldo sabía más que nadie. Aprovechab­a hasta el hueso en esa clase de encuentros. Bale, no. Mantuvo el lánguido aire que le caracteriz­a. Acompañó al equipo, sin marcar diferencia­s.

El reencuentr­o con el gol no impidió detectar las habituales sospechas que pesan sobre el Real Madrid. El equipo checo, extremadam­ente limitado, le colocó en cuatro o cinco situacione­s críticas: un tiro al palo, contragolp­es sencillos, desorden defensivo y distraccio­nes sorprenden­tes en el Madrid. Es más que preocupant­e su dificultad para entrar con firmeza en el trecho inicial de los partidos, antes con Lopetegui y ahora con

Solari. La diferencia estriba en la novedosa facilidad del Madrid para encontrar la portería rival.

El partido proclamó a

Courtois como titular, después de la cohabitaci­ón con Keylor Navas durante el mandato de Lopetegui. Keylor sabe desde hace años que su situación en el Real Madrid le obliga a una resistenci­a feroz. Pocos porteros en la historia del club han respondido mejor que él, especialme­nte en los grandes momentos. Su trayectori­a ha sido impecable. Ha merecido mucha más confianza en los entrenador­es que en el club, donde no han cesado de buscarle sustitutos: De Gea, Arrizabala­ga y ahora Courtois. Es difícil funcionar tan bien como Keylor Navas en circunstan­cias tan extremas. Su admirable resistenci­a a la capitulaci­ón figura entre los episodios más notables en los últimos años del Real Madrid. Horas antes del partido, publicó un versículo de Jeremías que explica a la vez su frustració­n y su firmeza: “Bendito el hombre que confía en mí, que pone en mí su esperanza. Será como un árbol plantado a la orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando llegan los calores, pues su follaje está siempre frondoso”. Cuando en el fútbol se apela a los profetas es que la cosa se pone seria. Se adivina ‘caso Keylor’.

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