Sandra Sánchez hace historia: oro mundial
Damián Quintero, plata; Babacar y las chicas de kumite, bronce
Cabizbajo Quintero estaba triste, pero “el funeral son diez minutos”
Jornada histórica en el WiZink Center de Madrid, que se llenó para asistir al doble enfrentamiento entre España y Japón en las finales de katas, con reparto de oros. Hoy se cierran los Mundiales y los españoles estarán en dos nuevas finales.
Día histórico para el karate español: cuatro medallas mundiales más para su palmarés en una jornada larga e intensa que comenzó con el bronce de Babacar y acabó con la plata de Damián Quintero. Entre medias, el bronce del equipo femenino de kumite y el oro espléndido de Sandra Sánchez.
La otra opción, el bronce de Raúl Cuerva, se escapó en el último segundo, cuando el talaverano perseguía desequilibrar el empate.
Lo más destacado, por la relevancia, es el oro en katas de Sandra Sánchez en un combate espectacular en el que el público vibró y se emocionó con ambas finalistas: la aspirante española y la campeona Shimizu Kiyou. Hicieron el mismo ejercicio, y al final, en el recuento definitivo, con el corazón en el puño, ganó Sandra 3-2, primera que la derrota. “Aún estoy contando las banderas, todas repartidas, y con la alegría de ver que la roja era la mía. Quería ganar por todo lo alto, a la mejor Shimizu, y por lo que se ve hemos estado muy igualadas, aunque los jueces me lo han dado a mí, que a los 37 años gano el primer mundial con la ayuda de la energía del público”, dijo la nueva campeona. Para España es el primer oro en el Mundial, además de ser el primero de una española en las katas, en la que Sandra está derrotando todos los prejuicios: tiene más edad que sus rivales, pero también una energía que le convierte en explosiva cuando está en mitad del tatami y, pese a su estatura, lo llena como nadie. En eso también es única.
Damián Quintero no tuvo tanta fortuna: perdió 5-0 con el japonés Kiyuna Ryo, ahora ya tricampeón. Triste, cabizbajo, hablaba de su decepción, y de que “son diez minutos de funeral porque luego la vida sigue” y en dos semanas compite en China. Reconoció que no empezó bien la final quizá porque no salió todo lo concentrado que debiera, y que la kata con la que buscó el oro no fue una buena estrategia. Pero es subcampeón del mundo para los próximos dos años, un empujón más para conseguir su meta que no es otra que estar en los Juegos Olímpicos.