Rayo y Villarreal empatan y se van al parón en apuros
Las tablas ni cortan la mala racha ni mejoran su posición
Al Rayo se le resiste la victoria en Vallecas. Por momentos coquetea y aparenta llegar para quedarse, pero después se va. Un destino cruel, que no por ser frecuente es menos doloroso. Los de Míchel y Calleja firmaron un empate, que ni corta sus malas rachas ni les alivia en la clasificación. Un punto que no mejora la situación de los equipos ni permite respirar tranquilos a sus técnicos ahora que llega el parón.
Esta vez Míchel introdujo bajo palos la principal novedad: Dimitrievski. Precisamente él detuvo, en dos tiempos, el primer disparo de Ekambi. Tampoco se estaba quieto el Rayo, que aunó posesión y llegadas. Todas agua, eso sí, con De Tomás ya afinando puntería.
En esas idas y venidas, Fornals y Gerard avisaron, pero Chukwueze no perdonó. Aprovechó un resbalón de Álex Moreno para internarse en el área, recortar y armar un zurdazo a la red. Efectividad máxima del Villarreal, que daba más sensación de peligro en menos oportunidades.
A los anfitriones les costó unos minutos sobreponerse, pero encontraron su cura por la derecha. Advíncula puso la velocidad, cedió la pelota a Trejo y éste se la sirvió a De Tomás, quien estiró la zurda y cazó el empate. Explotó Vallecas.
Ese gol tuvo efectos balsámicos en el Rayo. De Tomás acarició el doblete con un testarazo que se fue alto. Su figura se agigantaba. Era el objeto de las faltas rivales y la referencia arriba. No se quitó los guantes, se movió por todo el ring, le anularon otro tanto por fuera de juego y fue el germen del 2-1. El ‘nueve’ lanzó un misil desde fuera del área y Asenjo dejó un balón muerto que recogió Álvaro.
El Submarino trató de bombardear al enemigo. El VAR corroboró el fuera de juego en el gol de Funes Mori, pero pronto Sansone cocinó la igualada: le hizo varias bicicletas a Embarba y marcó desde la frontal. Minutos después, el VAR volvió a aparecer para ratificar otro fuera de juego en la diana de Ekambi.
Apretó el Rayo y la afición se dejó la garganta. Tenía al Villarreal entre las cuerdas, con uno menos en la recta final. La tuvo Abdoulaye en el último suspiro, pero no, el triunfo tampoco sucumbió a los encantos franjirrojos esta vez. Flirteó y volvió a marcharse. Este reparto de puntos apenas aporta calma a dos equipos condenados a navegar por aguas turbulentas.
El VAR Ratificó en dos ocasiones la decisión del árbitro