El equipo hace “aguas”
La expresión se utiliza para señalar que un proyecto presenta debilidad o posibilidades de fracaso
Porque, sin irnos de esa misma entrada del Diccionario, encontraremos en ella las expresiones “aguas mayores” y “aguas menores”. Las mayores equivalen al excremento de los seres humanos; y las menores, a su orina. Sin duda, en su día se inventaron como eufemismos.
Pero atención, la locución “hacer aguas” sólo se refiere a las aguas menores. Eso que nos ahorramos cuando a nuestro equipo se le endosa tal locución.
La fórmula “hacer aguas” para referirse a un inminente fracaso se ha extendido tanto en los medios informativos, que la Real Academia se mostró misericorde en su “Diccionario Panhispánico de Dudas”, publicado en 2005. Porque decía en él que “se admite” la expresión errónea aunque “se recomienda” la otra.
Por su parte, el “Diccionario del Español Actual”, dirigido por el académico Manuel Seco y publicado en 1999, recoge también “hacer aguas” (no en vano se trata de un diccionario de uso) pero tacha la expresión como “semiculta”, quizás en atención a las personas instruidas que la han escrito o pronunciado sin percatarse del desatino.
Sin embargo, una obra posterior a ambas, el “Diccionario de la Lengua Española” editado por la Academia en 2014, vuelve a dejar las cosas claras: “Hacer aguas” es mearse.
Escriba o diga el periodista al respecto lo que mejor considere, pero parece previsible que el público culto que conoce la diferencia entre ambas posibilidades se chanceará íntimamente cuando lea o escuche la opción inadecuada. Y alguno se hará aguas de risa.