Rubi reza en la Catedral
El técnico del Betis se la juega por enésima ocasión El Athletic apura su cada vez más remota opción europea
En Bilbao si llegas apurado, con el agua de la Ría al cuello, uno siempre puede encomendarse a San Mamés. O rezar en la Catedral del fútbol español, en el estadio de los leones. Es el caso de Rubi, un auténtico superviviente agarrado milagrosamente a un cable decenas de veces en el último instante justo cuando parecía precipitarse al vacío. Su agonía es ya como el hilo musical de LaLiga. En este final exprés, al menos esa angustia ya no dura tanto como antes, cuando soportaba una semana entera con la gillotina amenazando su cuello.
Garitano no tiene, desde luego, ese ultimátum permanente, pero sí está ante un día clave en la misión europea. Las buenas sensaciones del domingo en Bilbao ante el Atlético se diluyeron en Ipurua el miércoles con un derbi infumable. El equipo lleva cuatro partidos seguidos sin perder y le mantienen aún con vida para la séptima plaza, pero los trenes se están escapando.
Será el tercer encuentro en sólo seis días para los leones, y los verdiblancos han podido descansar desde el lunes, un lujazo en estos tiempos de nueva normalidad. Garitano está obligado a hacer lo que menos le gusta: refrescar el equipo, dar alternativas al fin al banquillo. Ahí les queda el reto a los eternos suplentes.
El Betis perdió el derbi y se dejó empatar por el Granada en el descuento tras remontarle casi al final. La crisis es patente y Rubi estaría fuera si no fuera por el finiquito. Así que es probable pero no definitivo que le echen si pierde hoy.
El cuadro verdiblanco se ha colocado decimocuarto, pero sigue lejos de los puestos de descenso, a nueve puntos, y a Europa sólo llegaría ganando ocho o los nueve partidos que queden, algo que parece quimérico pues ha ganado eso, ocho partidos, de los 29 jugados. Rubi hará menos rotaciones que en el último partido.