Gica Hagi “El Madrid y Cruyff me enseñaron a querer ser el mejor del mundo”
Década de los 90. Dos temporadas en el y dos temporadas en el Un jugador excepcional al que ambas experiencias se le quedaron cortas pero marcaron un antes y un después en su carrera profesional.
Gica Hagi (Sacele, Rumanía, 56 años) es uno de esos privilegiados que forman parte del reducido club de futbolistas que han jugado en el Real Madrid y el Barcelona. En su caso, primero pasó por el Bernabéu, dos temporadas y tras una pequeña parada y fonda en el fútbol italiano, en el Brescia, saltó al Camp Nou donde recaló otras dos temporadas. Considerado el mejor jugador rumano de todos los tiempos, desde su apelativo de ‘Maradona de los Cárpatos’, Hagi mantiene una pasional relación con el fútbol ahora como presidente y entrenador de un club de su propiedad, el Viitorul Constanza.
Con un Clásico en el horizonte una llamada telefónica a Hagi es sinónimo de una buena conversación futbolera. Dispone de buena memoria y recuerda las aventuras y desventuras de su fichaje por el Real Madrid allá por mayo del 90, antes del Mundial de Italia. El presidente del club blanco entonces era Ramón Mendoza y sus preferencias apuntaban a John Barnes, un interior-extremo del Liverpool recomendando por el entrenador de entonces John Benjamín Toshack. También encandilaban al rector madridista los yugoslavos Prosinecki y Savicevic, pero cuando Hagi se puso a tiro, las negociaciones se desbloquearon con cierta rapidez y eso que el Milán tenía un preacuerdo con el Steaua. Ramón Mendoza quería cerrar la operación antes del Mundial por si el jugador se revalorizaba aún más en tierras italianas.
—Gica, han pasado 30 años, pero le recuerdo absolutamente emocionado en el aeropuerto de Bruselas cuando se concretó su fichaje por el Real Madrid.
—Era para estarlo. Para mí fue muy fácil. No tuve que darle muchas vueltas estaba allí para ficharme el mismísimo presidente del Real Madrid. Que ocurra eso no es tan normal en el fútbol. Que te quiera el Real Madrid, el mejor club del mundo, es para no pensárselo dos veces. Fue un honor para mí… —Se lo tomó como un reto personal…
—Me lo tomé como me lo tenía que tomar. Venía a aprender, a seguir aprendiendo. Sabía dónde venía, sabía que iba a existir una competencia interna en el vestuario por jugar y sabía que mi vida iba a cambiar por completo. Tenía claro que debía estar concentrado cada día, la cabeza tenía que estar en el fútbol y nada más que en el fútbol.
—Solo fueron dos años, alguna vez he leído que con el tiempo se arrepintió de haberse ido del Real Madrid.
—Fueron dos años muy intensos para mí y para el equipo. Cambios de entrenador. Se fue Antic, llegó Beenhakker. El segundo año pasó lo de Tenerife, perder la Liga en el último partido. No fue normal. En la primera temporada tengo que reconocer que me costó adaptarme. Todo era nuevo para mí. El idioma, las comidas. Los dos primeros meses no fueron fáciles. La lesión también me partió por la mitad. Pero el segundo año fue muy bueno, aunque acabara mal. Marqué muchos goles. Puede que influyera en mi decisión que perdiéramos la Liga y la Copa.
—Tantos años después se puede decir por qué se fue exactamente.
—Son decisiones que se toman y de las que después además te puedes arrepentir. Quería otra experiencia, quería jugar en Italia. Entonces el fútbol italiano era atractivo para el futbolista que quiere mejorar. Físico, táctico, el Brescia no era un gran club como la Juventus, el Milán, el Inter… pero para aprender todo lo que quería aprender era bueno. Luego jugaron allí Guardiola, Roberto Baggio, Pirlo… Era un club al que siempre le gustaron los buenos jugadores, los muy buenos, diría yo. En esa temporada aprendí muchas cosas de táctica, de preparación, de dietas de comida, que luego he utilizado como jugador y sobre todo como entrenador.
—Y entonces el Barça se cruza en su cabeza.
—Estamos en el Mundial 94. Es que entonces quien me llama es Johan Cruyff, que era mi ídolo de juventud. El Ajax tenía un entrenador rumano, Kovacs, y nosotros seguíamos al Ajax. Si la primera vez había ido a buscarme Ramón Mendoza, la segunda era el propio Johan. Tenía otras ofertas, pero ni lo dudé. El Tottenham me ofrecía más dinero, estuve muy cerca de irme a Inglaterra, pero el Barça ya era el Barça que venía de ganar la Copa de Europa. Quería conocer a mi ídolo, hablar con él, trabajar con él. Tenerlo cerca y lo cumplí. Hubo también problemas de adaptación, pero posiblemente sea de quien más haya aprendido como jugador. En el Real Madrid aprendí a querer ser siempre el mejor y con Cruyff, lo mismo. Era la mentalidad del club y
Mañana tengo el corazón partido, no puedo ir con ninguno de los dos”
Benzema y Messi son ahora los dos Hagis del Madrid y del Barcelona”
de Johan como entrenador. En el Barça, además, aprendí mucho sobre un estilo de juego determinado que entonces era el que más me gustaba y que siegue siendo el que más me gusta. —Usted ya defendía ese tipo de fútbol…