Territorio Sainz
El madrileño se mudó cerca de Maranello y echa horas en la fábrica, práctica “poco habitual en Ferrari y la F1”
Ante el GP Made in Italy de Emilia Romaña, “no hay mejor símbolo italiano que Ferrari”. Se lo dice Carlos Sainz a los periodistas locales, a quienes tampoco hace falta convencer con mucho esfuerzo. Maneja con soltura el idioma y los interlocutores lo agradecen. Al verle, uno diría que el madrileño de 26 años lleva toda la vida vestido de rojo y ejerciendo de embajador del Cavallino Rampante, pero esta de Ímola será su segunda carrera tras el octavo puesto logrado en el pasado GP de Bahréin.
La F1 es un deporte mecánico, hombre y máquina. Para que la simbiosis resulte, piloto y coche deben conocerse a la perfección, uno maximizando cada centésima disponible y el otro, ajustándose (ingenieros mediante) a las características de quien conduce. Para simular en semanas lo que otros consiguen en años, Sainz ha sabido acelerar el proceso de adaptación, deportiva y cultural, a una escudería de leyenda repleta de particularidades.
Desde enero se trasladó a Italia y reside a pocos kilómetros de Maranello, cerca de Módena, donde pasa largas temporadas entre las carreras que le permiten visitar a los ingenieros con frecuencia. Esta práctica, vivir cerca de la fábrica, nunca fue habitual en Ferrari. “Ni en la F1”, interrumpe Sainz, en conversación con AS sobre el asfalto que inmortalizó el mito de Senna. “Si te digo la verdad, no era costumbre en
Ferrari, pero tampoco en este deporte. Sin embargo, mí me funcionó muy bien durante los dos años en McLaren, cuando decidí que para adaptarme rápido al coche y tener una primera temporada fuerte debía vivir en Woking”.
Bromean los que le conocen con que “ya no saben qué hacer con él en la fábrica” después de asignarle decenas de tareas e involucrarle en otras tantas reuniones. El aludido se ríe: “Ahora sí, aunque tengo que decir que al principio, como no estábamos habituados el uno al otro y no sabían realmente cómo me iban a ocupar el tiempo, íbamos probando qué tipo de reunión o de información me gustaría ver, o qué sitios me gustaría visitar de la fábrica”. “Al principio hablamos para afrontar esos meses de enero y febrero, pero ahora está todo muy bien organizado”, concluye.
Carlos “Al principio no sabían cómo ocuparme el tiempo”