De El Palmar al US Open pasando por Villena
Alcaraz juega desde los 4 años
La historia del éxito de Carlos Alcaraz comenzó en su localidad natal, El Palmar, en la Real Sociedad Club de Campo Murcia, donde su padre, Carlos, que había sido jugador, dirigía la escuela de tenis. Allí llevó a su hijo con cuatro años. “Todos los días tenía el mismo problema a la hora de irnos a casa, que no quería y me las veía y me las deseaba para sacarlo de club”, recordó. Años después, en 2016, Charly fue el mejor infantil de España.
En 2017 su nombre comenzó a sonar más fuerte en el mundillo. Fue subcampeón con la Selección en el Mundial infantil. Le entraba
Kiko Navarro Lorca y le invitaron al U14 Invitational de Lacoste, un Mini Masters que se celebró en
Londres al mismo tiempo que las
ATP Finals, donde su ídolo, Nadal, se retiró por lesión y él ganó el torneo. “Siempre me fijaba en
Rafa, porque el estilo de juego que tiene y su carácter no lo iguala nadie. Es el mejor de la historia, por todo lo que ha hecho y lo que hace. Mi ejemplo a seguir. Me hice alguna foto con él, pero no hemos hablado y me gustaría”, decía por aquel entonces Carlos, que no imaginaba que pronto pelotearía con él y que incluso se enfrentarían en Madrid. Después vinieron sus logros de precocidad, los torneos ITF, los Challengers y su salto al circuito ATP. Y antes, la Copa Davis júnior, torneo que ganó en 2018 junto con Mario González y Pablo Llamas.
En aquella época alternaba entrenamientos en su club y en la Academia JC Ferrero Equelite, a las órdenes del ex número uno y ganador de Roland Garros, que le había echado el ojo y se convirtió en su entrenador. “Le veo mucha proyección. ¿Si llegará lejos? No me gusta ponerle números que le den una presión añadida. Pero creo que va ser un tenista de muy alto nivel”, pronosticaba, con prudencia, Ferrero, que junto a Antonio Martínez Cascales se convirtió en una especie de segundo padre para él en Villena. Allí le arropó también su ‘hermano mayor’, Pablo Carreño, que se unió a la familia. Durante el confinamiento, mejoró físicamente y trabajó con una psicóloga. Venía de ganar su primer partido ATP en Río, contra Ramos. El mes pasado logró su primer título, en Umag, como cabeza de serie. El chico llega a la élite para quedarse... y es agradecido: “Cuando me eché al suelo (tras ganar a Tsitsipas), pensé en mi familia y mis amigos, en los que me apoyaban desde Murcia, en la gente de la Academia, en cada uno que ayudó desde el principio de esta historia cuando era un niño”.
Salto
En 2017, el nombre de Carlos empezó a sonar con más fuerza