Fornals y Ferran
Los jugadores de la Premier dan la victoria a España en Kosovo ● Llorente y Reguilón fueron los laterales
Fornals y Ferran son de oro. El jarabe de la Premier curó a España del malestar en que se encontraba por los tropiezos ante Grecia y Suecia camino del Mundial de Qatar. Sus goles permiten sumar tres puntos que, unidos al KO de la selección nórdica en Atenas, nos saben a miércoles de gloria. La Roja es líder y, aunque hay que esperar al parón de octubre para contar con los mismos partidos que Suecia, la vida se ve mejor si Fornals y Ferran nos la cuentan.
Dicen las malas lenguas que los días de partido Luis Enrique desayuna con todos los periódicos abiertos por la página en la que los incautos enviados especiales o cronistas de turno aventuran el once titular de la Selección española. Dicen también que, en una especie de sudoku futbolístico, el asturiano se las ingenia, entre el zumo de naranja y el tazón de cereales, para dar con un equipo titular que nadie haya previsto. ¡Bingo! Volvió a hacerlo. Lucho alineó un once que dejó a todos con la boca abierta. Seis cambios respecto al duelo con Georgia para afrontar el que él mismo había calificado como "uno de los partidos más complicados del grupo".
Si era así, sorprendía la titularidad de Pablo Fornals. Y lo digo con todo el respeto del mundo para el centrocampista del West Ham, quien en su día hizo un doble regate en un Athletic-Villarreal que aún me da vueltas por la cabeza. Búsquenlo en YouTube. Solo escuchar el ¡ohhh! de la grada de San Mamés es una delicia. Pero era extraño que Sarabia no fuera de la partida pese a su momento dulce. Reguilón, convocado por la lesión de Gayà y las molestias de Jordi Alba, hizo de lateral izquierdo; Llorente era el otro lateral apenas tres días después de confirmar ante Georgia que cuando realmente hace daño es como centrocampista por banda derecha. Iñigo Martínez formaba junto a Laporte y llevaba a Eric Garcia a la suplencia, mientras que Busquets y Koke, los jefes de internacionalidades en La Roja, volvían al tajo tras descansar el domingo en Badajoz.
A ellos correspondía la labor de no regalar balones, pues eso alimentaba una de las virtudes de Kosovo, el contraataque. Quedó patente en apenas diez minutos, con dos incursiones de Rashica, elegido por Challandes como socio en ataque de Muriqi. Una fue anulada por fuera de juego, la otra retrató a Laporte, a quien le costó un mundo arrancar ante la cesión de cabeza de Busquets. Poco después llegó otra ocasión local, el zurdazo de