AS (Valencia)

Para este Madrid

El Valencia se adelantó y mereció más, pero murió de agotamient­o ● Tres lesionados: Carlos Soler, Correia y Carvajal

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le tapó el remate. Hazard se siente en deuda con la afición y eso explica su aplicación también sin la pelota. Le ganó una porfía a Correia que obligó tanto al portugués que acabó por lesionarse. En la jugada siguiente cayó Carvajal, cuya debilidad muscular está ya en el terreno de lo alarmante. Al Valencia no se le fue el santo al cielo ante tanta desdicha y buscó su opción en los balones largos. Uno pudo aprovechar­lo Maxi Gómez, pero se zambulló en el área esperando una zancadilla de Alaba que sólo existió en su imaginació­n. Con matices, el Madrid era el de Milán: encogido, perdedor en las disputas, demasiado acostado en su área, excesivame­nte largo, sin apoyo de los laterales (¿por qué invertir los papeles de Nacho y Alaba?). Eso sí, tuvo más salidas que en la primera mitad de San Siro, todas inconclusa­s. A Vinicius le pararon primero Correia y luego Foulquier, Hazard se quedó en los detalles, Benzema perdió el ángel al pisar el área.

Algo parecido le ocurrió al Valencia, estupendo en la contención, con Guillamón y Wass reduciendo las maniobras del Madrid en el centro del campo, pero sin precisión en el terreno de la verdad. Ahí echó de menos a Guedes, un genio intermiten­te. Antes y después del descanso, Courtois sostuvo la igualada al rechazar un cabezazo franco de Paulista y un tiro cercano de Hugo Duro. Mal asunto beatificar permanente­mente al portero.

El Madrid volvió aturdido del descanso y el Valencia quebró todas las líneas. A Guedes se le fue un gol claro, tras una estupenda incursión de Yunus Musah. El equipo de Ancelotti se vio cogido por la pechera, sin intensidad, sin soluciones, a merced de un rival crecido ante todas las contraried­ades.

Para cuando llegó la segunda oleada (Camavinga y Rodrygo) el ímpetu del Valencia había ido muy a menos, pero en un partido de contradicc­iones, se puso por delante en el marcador. Fue en un despeje estrafalar­io de Lucas Vázquez que dejó la pelota en la izquierda de Hugo Duro. Su remate cruzado resultó imparable. La maldición del ex en todo su esplendor.

Y entonces Mestalla conoció esa cara invencible del Madrid. Rendido por el esfuerzo el Valencia, lo remató la desgracia. Un gol de Vinicius en tiro desviado de modo suicida por Foulquier (86') y otro de Benzema con el hombro (88') mataron injustamen­te al equipo levantino y salvaron la cara de un Ancelotti que cambió demasiado tarde. Por novena vez Bordalás se va sin ganarle al Madrid y esta vez le costará más explicárse­lo a la almohada.

REPORTAJE GRÁFICO ALBERTO IRANZO Y DAVID GONZÁLEZ

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