Plan de viaje blanco
puntos de 27 y es el único equipo de Primera que aún no ha ganado. Para reparar la avería, Christian Bragarnik ha contratado por segunda vez a Jorge Almirón, que hoy se reencuentra con el público ilicitano. Almirón entró con mal pie en su anterior etapa. Bragarnik, el argentino que había comprado el 90% del club en 2019, decidió prescindir de Pacheta, el técnico que había llevado al equipo a Primera, para traer a un desconocido en el fútbol español que había hecho toda su carrera en América (cuatro equipos mexicanos, seis argentinos y un colombiano, además del Al Shabab saudí).
“Fue una decisión arriesgada. Pacheta era muy querido, 14 de mis jugadores no tenían experiencia en Primera, once refuerzos llegaron en la quinta jornada…”, se justificó el técnico para aventurar por qué esta segunda era será más próspera. También Bragarnik asumió el error: “Me apresuré al no darle una nueva oportunidad a Pacheta”.
Almirón comenzó bien su primera etapa, sumó diez puntos en las cinco primeras jornadas (no pudo sentarse en los dos partidos iniciales porque no se le reconocía la licencia) y pareció cogerle pronto el aire al equipo, pero luego se bloqueó, estuvo 16 jornadas sin ganar, cayó hasta la penúltima plaza y el propietario dio un volantazo con Fran Escribá, que logró la permanencia. El curso pasado fue Francisco quien tiró el salvavidas. Y ahora llega Almirón en ese ingrato papel, después de que Bragarnik recibiera el no de Marcelino y Bordalás y se topara con los problemas de licencia de Beccacece.
Almirón solo mantuvo en su primer once a cuatro jugadores de la última alineación de Francisco y le salió bien. Así que hoy podría repetir el equipo con la inclusión de Gumbau, baja en Metalla por paternidad, y Lucas Boyé, su mejor delantero, una vez cumplida su sanción tras ser expulsado en el duelo ante el Mallorca. Boyé se hace imprescindible en el equipo que menos dispara en LaLiga (solo 6,8 tiros por partido por 19 del Madrid). También es el de menor presupuesto, que una cosa suele tener que ver con la otra. El Madrid, entre el Clásico y el Sevilla, rotará con la moderación propia de Ancelotti, que se mueve en un muy reducido grupo de futbolistas. Se espera al menos a tres de sus cuatro primeros suplentes: Lucas Vázquez, Rüdiger, Camavinga y Rodrygo. Todos han justificado ese papel de relevos imprescindibles. Lucas Vázquez le ha dado descanso con éxito
El Madrid viaja hoy a Elche. La expedición blanca partirá de Madrid a la 11:00 de la mañana y descansará en el Hotel Huerto del Cura de la localidad ilicitana hasta la hora del partido.
Onces Boyé regresa tras su sanción y Rodrygo apunta a titular
a Carvajal. Rüdiger ha jugado trece de los catorce partidos (solo Alaba y Vinicius le superan), pese a que únicamente ha sido titular siete veces. Camavinga ha refrescado mucho al equipo en los finales de partido, aunque no está al nivel del final de la campaña pasada. Y Rodrygo es un casi titular, además del segundo goleador del equipo: cinco tantos, los mismos que Benzema y Valverde y dos menos que Vinicius. En las previsiones está también que Ancelotti pare a Modric o Kroos, y que el que salga no dispute el partido completo. Courtois será baja un día más, aunque el plan es que regrese el sábado ante el Sevilla, y Mariano, que el año pasado fue titular en Elche, se cae de la lista por lesión. Habrá, pues, pequeñas reformas en el equipo de gala que liderará Benzema, quien lucirá unas botas doradas que le han preparado para que mariden con su primer Balón de Oro.
Y es que el partido llega en plena resaca de la gala de París, fiesta de autoafirmación que tiene el peligro de distraer al equipo. Más si se recuerda que un exceso de confianza casi pierde al Madrid la temporada pasada, con una alineación muy similar a la que presentará esta noche ganó por la mínima a un Elche con diez jugadores (1-2). La última victoria ilicitana sobre el equipo blanco ha cumplido ya 44 años. No le sirvió para salvarse. Esta vez tiene más tiempo para corregirse.