El alivio de Djokovic
El serbio celebra con victoria el perdón de Australia
N. ALBARRÁN / TURÍN
Novak Djokovic ha demostrado en sus dos primeros partidos de las ATP Finals que viene dispuesto a ganar su sexto título, e igualar el récord de Roger Federer, siete años después de obtener el quinto. En el duro Grupo Rojo, el lunes sometió a Stefanos Tsitsipas, número tres del mundo, con un primer set brillante, y ayer hizo un segundo parcial calificado por él como “impecable”, con el que pasó por encima de Andrey Rublev, séptimo del ranking, en 67 minutos: 6-4 y 6-1.
Djokovic está clasificado por 11ª vez en 15 participaciones para las semifinales de la Copa de Maestros, a falta del partido que jugará el viernes contra Daniil Medvedev, finalista el año pasado y eliminado en esta edición al perder ayer contra Stefanos Tsitsipas por 6-3, 6-7 (11) y 7-6 (1). Nole pasa como líder y se enfrentará a Fritz o Auger-Aliassime.
“Jugué muy, muy bien, uno de mis mejores partidos de este año. He encontrado la actitud correcta y el juego necesario”. Con este triunfo, que presenciaron íntegramente en la grada sus dos hijos, Djokovic celebró el hecho de que el Gobierno australiano le haya levantado la prohibición de tres años sin entrar en el país, que pesaba sobre él al haber sido deportado el pasado mes de enero por no estar vacunado. “Estoy muy feliz de haber recibido esas noticias ayer, fue un alivio sabiendo por todo lo que he pasado yo y las personas más cercanas a mí este año con lo que sucedió allí y después”, declaró.
“No sé si ha tenido efecto en mi juego, me gustaría pensar que sí, aunque no creo que demasiado, porque estoy familiarizado con la manera en la que debo preparar los partidos. Pero tener claro lo que voy a hacer en la pretemporada y que voy a empezar la próxima campaña en Australia, alivia un poco la presión que sentimos mi equipo y yo. Ese es el Grand Slam más exitoso para mí. Quiero volver, jugar al tenis, hacer lo mejor que sé. Espero tener un gran verano australiano”, añadió.
Contento “Saber que puedo jugar en Melbourne es un alivio; lo pasamos mal”