AS (Valencia)

Sorloth, Güler y Dos zagas invisibles

Un póquer del noruego permite al Villarreal empatar un partido que perdía por 1-4 en el descanso El turco, que sigue imparable, firma un doblete Tarde aciaga de Militao en su carrera hacia Wembley El Submarino, sin Europa

- REPORTAJE GRÁFICO JAVIER GANDUL Y ÁNGEL SÁNCHEZ

Aestas alturas de la película, cabe preguntars­e, y casi responders­e, si el Madrid también hubiese ganado esta Liga silbando con sus suplentes. En un repaso apresurado de los mal llamados reservas habría que consignar que fijarse en la edad de Modric es caer en una trampa (también hubo de desmontera­rse en La Cerámica); que el club está tardando en renovar a Lucas Vázquez, lateral, extremo, goleador y lanzador de penaltis con pose de malabarist­a en el mismo pack; que Marruecos nos ha desvalijad­o con Brahim; que Joselu fue un regalo, del cielo y del Espanyol, y que si a Arda Güler no le anulan en la primera vuelta tres lesiones tendría el pichichi en el bote. El suyo es un caso de infalibili­dad digno de estudio. El Madrid creyó comprar un creador y se ha encontrado un matador. Hay años en que todo sale bien. O casi todo, porque Sorloth puso encima de la mesa el debate sobre Militao. El noruego metió cuatro goles, la mayoría en las barbas del brasileño. Un aviso para Wembley. Sorloth es el delantero de esta Liga y probableme­nte el pichichi. Su partido fue de época.

El ensayo general será ante el Betis la próxima semana, pero Ancelotti aprovechó la tarde para intentar sintonizar a los presuntos centrales de Wembley, porque parecía decidido a poner allí a Militao, pero el brasileño suspendió estrepitos­amente ante el fantástico Sorloth, autor de cuatro goles. El resto, menos Valverde, el maratonian­o del grupo, fue unidad B, cuyo índice de popularida­d se acerca ya al de los titulares. Empezando por Lunin, héroe sin final. Dejó una parada prodigiosa en trallazo de Sorloth que sus guantes desviaron al palo. Luego no pudo detener la avalancha del noruego en el partido de su vida.

Y es que el Villarreal parece haberse citado con las musas en primavera. Muchos meses después coinciden en tiempo y forma excelentes futbolista­s y un entrenador que les entiende. Ese efecto inmediato es innegable en Marcelino, cuya terapia de choque (juntar las líneas, recuperar el orden, apretar las tuercas a la plantilla y al club) ha tenido a menudo efectos secundario­s: algunos de sus despidos le han llegado en pleno éxito.

Lo cierto es que el Villarreal amaneció alegre en el partido, ancho con Ilias y Guedes, largo con Gerard Moreno y Sorloth, las dos mitades de una buena naranja. Esa salida le hubiera bastado para tomar ventaja ante cualquiera, pero el Madrid es excepciona­l en esta Liga: domina todas las formas posibles de ganar. En La Cerámica esperó a que templara la embestida inicial del Submarino y marcó sin previo aviso. En eso ha encontrado un especialis­ta inesperado, Arda Güler, ese zurdo con encanto al que no se

le escapa una. Brahim filtró un pase interior al área y allí apareció el turco para meter un zurdazo seco, cruzado e imparable. El chico es una ametrallad­ora, un goleador oculto. No le descarten como solución de segunda instancia en Dortmund.

Nadie como el Madrid para sembrar el desconcier­to. El Villarreal ofrecía armonía, llegada, cierta soltura en las combinacio­nes y una defensa de verbena. No tenía nada que reprochars­e en ataque y todo en defensa. Por eso perdía. Primero, moderadame­nte. Después, concluyent­emente, porque sin que dejara de amarillear el partido el Madrid encontró un segundo gol. Lucas Vázquez metió un centro roscado desde la derecha y Joselu lo cabeceó ante un Jorgensen indefenso.

Luego, brevemente, Ceballos sacó al Submarino a la superficie. El sevillano cometió una imprudenci­a en área propia que aprovechó Mosquera para ponerle un centro de exterior a Sorloth, dulce que el noruego cabeceó a la red. Antes de que echara cuentas sobre el pichichi, el Madrid metió otro acelerón. El mismo equipo que defendía estupendam­ente su área, en un segundo metía el agua en la contraria. El 1-3 fue un plagio mejorado del 0-1. Modric, siempre Modric, filtró esta vez el pase interior, lo mejoró de tacón Brahim y Lucas, que se lo había imaginado todo, apareció en el territorio del nueve para fusilar. Y antes del descanso volvió a asomar Güler, que recibió de Lucas, avanzó escorado a la derecha y metió la pelota por el ojo de la aguja que no tapaba Jörgensen. Noveno disparo en la Liga y quinto gol. Su zurda viene con mira telescópic­a.

Marcelino decidió cambiar a tres en el descanso. Ni el mismo pudo imaginar el efecto. En once minutos Sorloth anotó tres goles ante la dimisión general de la defensa del Madrid. Cada tanto fue diferente del otro, pero todos magníficos, siempre con la colaboraci­ón de Gerard Moreno, otro de los duendes del encuentro. En el primero metió un estupendo cabezazo, en el segundo resolvió llegando desde atrás, en el tercero cruzó su remate con habilidad. Tuvo el quinto dos veces, pero en ambas ocasiones no metió su cabeza con acierto. En todas las imágenes apareció Militao. Ancelotti debió tomar nota de que aún no está para Wembley.

Llegado el 4-4 tuvo que tirar de Nacho. Ahí quedó frenada la hemorragia. El Madrid se recuperó del desvanecim­iento e incluso pudo ganar en un remate de Rodrygo al palo. Al Submarino, para entonces, le quedaban las ganas, pero no las fuerzas. Definitiva­mente, no estará el próximo curso en Europa. Quedó varado en la orilla.

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Lunin vuela en La Cerámica pero no logra evitar el 1-2 de Sorloth con un excelente cabezazo.
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