Herrera, obligado a cambiar
No hay duda. El Valladolid debe dar un giro radical a los acontecimientos. Los jugadores ya le han hecho llegar al técnico que no comparten su forma de plantear los partidos. Los resultados no llegan y el equipo va perdiendo día a día confianza. La mala racha de resultados debe frenarse y parece necesario buscar alguna otra alternativa táctica para afrontar los encuentros. El rombo y el jugar sin bandas no funciona y, salvo Paco Herrera, nadie cree en ello. Por eso, el técnico está ante la tesitura de amoldarse en la medida de lo posible a lo que le sugieren sus jugadores. Le va a costar al míster dar el brazo a torcer, pero como no lo haga y la cosa siga igual la consecuencia será peor para él: le cambiaran.
En el club se mantiene la calma. Se confía en la experiencia de Herrera para reconducir el asunto y se apuesta por la calidad y el compromiso de la plantilla. En fútbol todo es susceptible de empeorar, pero en Zorrilla todavía no cunde el pánico y no se renuncia al objetivo del playoff. Pero a base de cambiar ya, de que el técnico toque la tecla acertada en Alcorcón y deje de aporrear el piano siempre de la misma manera. No se quiere dar la sensación de ultimátum, pero veladamente lo es. Otro desastre en Alcorcón y las horas del entrenador estarían contadas. Nadie quiere que Herrera se vaya, pero para quedarse deberá poner algo de su parte.