Problemas sin ningún diagnóstico
Se esperaba una reacción, pero no la hubo. Es cierto que empatar en Zaragoza está bien, pero el partido me dejó muchas dudas. Empezando por el dibujo, que no es para mí demasiado trascendente y que incluso no funcionó mal en la primera parte, pero que sigue invitándote a pensar que tantos cambios en un equipo que no acaba de funcionar se convierten en bandazos en busca de algo que ya deberías haber encontrado en siete meses de competición. Me preocupa también el ostracismo de Raúl de Tomás y la baja forma de Álex López y, sobre todo, la falta de competitividad en los balones divididos, en los duelos. El equipo sigue estando un paso por detrás de sus rivales en agresividad bien entendida.
Yahora la lesión de Villar, justo coincidiendo con el mejor momento del futbolista. El gol de ayer, noveno en su cuenta particular, ratifica el magnífico olfato para estar en el sitio justo llegando desde la otra banda. Esperemos que no sea nada y no le corte la racha, porque es de las pocas cosas a las que se puede agarrar el Valladolid ahora mismo. Lo mejor, el resultado, lo peor sin duda es que nadie ha ofrecido un diagnóstico claro de lo que le ocurre a un equipo que sigue estando por debajo de sus verdaderas posibilidades. 10 partidos, recta final y ya no es cuestión de volar, lo mismo vale con andar con seguridad, ganar en seguridad y ofrecer un poco más físicamente en los duelos.