Ford Ka+ esencia de un buen utilitario
Tiene un tamaño ideal para la ciudad pero también es amplio por dentro, su precio convence y cumple a la perfección con las exigencias habituales en un segundo coche
El modelo de acceso a la gama Ford es el Ka+, justo por debajo del
Fiesta. Se trata de un coche diferente por completo de su predecesor, aunque comparte la filosofía de vehículo eminentemente utilitario y con un precio ajustado que lo convierte en ideal como segundo automóvil familiar o para jóvenes conductores.
El Ka+ se fabrica en la India pero bajo los estrictos controles de calidad de la marca estadounidense, lo que se traduce en cierta dualidad en el producto, algo que se antoja inevitable para que su coste se mantenga muy contenido. Por una parte impera la sencillez mecánica, tanto en su motor como en su chasis; por otra, tiene detalles de acabado y equipamiento propios de Ford. Así, y teniendo claro cuál es su propuesta y posicionamiento, el resultado final es convincente, sobre todo en el caso de la versión superior de la gama con equipamiento Ultimate y el propulsor de gasolina de potencia superior (85 CV).
Estéticamente podrá gustar más o menos, pero lo cierto es que la configuración de su carrocería de cuatro metros de longitud y cinco puertas da paso a un habitáculo generoso, en el que incluso los más altos se sentirán cómodos por el espacio libre disponibles hasta el techo. Los materiales utilizados en el interior son correctos sin alardes (queda comprobar cómo envejecerán), pero la dotación de serie sí convence considerando el tipo de producto, además de poderlo mejorar con una serie de paquetes opcionales con una tarifa bastante interesante.
Pese a tratarse de un coche pequeño y ligero, su comportamiento dinámico es solvente. Se apoya con nobleza en las curvas, la dirección interpreta con fidelidad las órdenes del conductor, la carrocería no balancea y la suspensión filtra lo suficiente las irregularidades. En ciudad se mueve como cabe esperar por su tamaño, maniobra en poco espacio y se aparca con facilidad.
El motor atmosférico necesita funcionar alto de vueltas para ofrecer su mejor cara y es algo perezoso de respuestas, por lo que será necesario manejar el cambio (de buen tacto) con frecuencia.