El hijo del alcalde, el capitán sindicalista
Rubiales fue defensa, es abogado y padre de tres hijas
El Levante UD tiene una peña que se llama “Pundonor Rubiales”. Sirva tal nomenclatura para definir lo que fue como jugador y lo que también ha demostrado ser como gestor Luis Manuel Rubiales Béjar (Las Palmas de Gran Canaria, 23 de agosto de 1977), quien fue ayer elegido como presidente de la Real Federación Española de Fútbol.
Canario de nacimiento, granadino de cuna y valenciano de adopción; hijo de político (Luis Rubiales, alcalde de Motril desde 1995 hasta 2003), y padre de tres hijas (Eva, Ana y Elena); defensa en el campo, capitán en el vestuario; estudiante de Enfermería, licenciado en Derecho. Hizo carrera en el Motril, Valencia, Amorós, Guadix, Mallorca B, Lleida, Xerez, Levante, Alicante y Hamilton (Escocia). Su historia como futbolista comenzó en Motril, donde con 14 años debutó en Tercera División, y acabó en el Hamilton Academical FC, donde renunció a dos años que tenía de contrato para recalar en AFE. Ponía así fin a 18 años dándole patadas a un balón (298 partidos). Ello a pesar de que de niño se rompió las dos piernas y los médicos no le aventuraban una vida de deportista.
Fue en el Levante, club en el que militó cinco años, del que fue su capitán y con el que logró dos ascensos, uno con Manolo Preciado y otro con José Manuel Esnal ‘Mané’, donde Rubiales vivió sus mejores años como profesional y a su vez también los más turbulentos. En Orriols debutó en Primera División y allí hizo un máster en sindicalismo tras entrar el club en Concurso de Acreedores.
Rubiales, como capitán, lideró las protestas y movilizaciones del vestuario por los impagos. Forma parte del anecdotario del fútbol español la amenaza de plante de los futbolistas del Levante en mayo de 2008, la cual anunció Rubiales días antes de visitar el Santiago Bernabéu en la última jornada de Liga. La huelga se desconvocó ‘in extremis’ y meses después los levantinistas recibieron lo que se les debía. Como reconocimiento a sus esmeros y logros para ellos, sus compañeros le regalaron a Rubiales un BMW.
De aquella época granota también data un partido entre el Athletic y el Levante, el cual estuvo bajo sospecha por presunto amaño tras salir a la luz la grabación de una conversación entre Descarga y Julio Romero. “Yo estoy supertranquilo y jamás he jugado a perder”, recalcó entonces un Rubiales que cuando llegó a la AFE en 2009, la asociación contaba con 5.000 afiliados y dos millones de presupuesto y se marchó rozando los 10.000 afiliados y 16 millones de euros.
Esfuerzo De pequeño se rompió las dos piernas y los médicos le descartaron para el fútbol