Volver al Villamarín con ganas
Tengo muchas ganas de volver a ver al Real
Valladolid compitiendo después de este nuevo parón; espero que el descanso les haya venido bien a los jugadores y que no hayan perdido la inercia que les ha llevado a encadenar cuatro sin perder con tres últimas victorias consecutivas. Además resulta gratificante ver al equipo dar la cara fuera de casa, hasta el punto de que aún no ha perdido fuera de su estadio. Hasta ahora nunca fue inferior a ningún rival, excepto los 20 minutos iniciales en Balaídos, que luego compensó con creces hasta merecer la victoria y quedarse en el empate. Tiene carácter este Valladolid de Sergio y refleja el de su técnico, sin aspavientos ni alharacas, pero con los pies en el suelo, con entrega y con el compromiso que muchos echaban de menos en otros Pucela.
El Villamarín me trae algunos recuerdos, sobre todo en dos partidos determinados. En el último de la 2008-09 el Valladolid de
Mendilibar se la jugaba ante el Betis. El que perdía descendía. Fue una tarde tremenda, seguramente la que peor lo he pasado en un campo. Todos los resultados de la jornada iban a favor de los blanquivioletas, pero a partir del descanso todo cambió y fue imprescindible el gol de Marcos Aguirre, único que marcó en sus dos temporadas aquí, para salvar la categoría con el empate 1-1 y que descendiera el Betis, con batalla campal incluida por el descontento de los aficionados béticos. El otro es el del dantesco 4-3 del descenso con JIM. El Betis descendido semanas antes puso demasiada carne en el asador y sentenció a un Pucela que fue el mismo pusilánime de todo el año, el de JIM.