Semana para la reflexión

Oportuno parón para tener dos semanas antes de jugar en Sevilla y poder hacer reflexión de todo lo que pasó el sábado en Zorrilla, que tampoco fue tan grave. Se está analizando el empate ante el Eibar como si se hubiera hundido el mundo. Ya se buscan causas, se atisban bajones de juego, excesos de confianza, despistes… y lo que pasó, sencillamente, es que no se jugó un buen partido y por primera vez el rival le comió la tostada al Valladolid de Sergio González. Pero es que alguna vez tenía que pasar, y es una buena noticia que a pesar de todo el Valladolid sumara un punto y se situara séptimo en la clasificación. Diecisiete puntos y a las puertas de puestos europeos es un balance espectacular que todos hubiéramos firmado sin dudarlo antes del comienzo de esta temporada en Primera.

Es muy bueno sacar conclusiones de todo y tratar de que no se produzcan errores, pero no hay que desconfiar a las primeras de cambio del rendimiento de la plantilla o de la implicación de los jugadores. Sepamos valorar lo que se está consiguiendo y seamos conscientes de la dificultad que tiene. Este equipo se ha ganado el derecho a tener un mal día, como tendrá más a lo largo de la temporada. El Valladolid ha acostumbrado al jamón de bellota a su afición y a nadie le apetece ya la mortadela. Esta semana sin fútbol debe servir para reflexionar, cargar las pilas y disfrutar de ver al Valladolid séptimo en la tabla con trece equipos por detrás en la clasificación. No perdamos de vista el verdadero objetivo ni cuestionemos, por un mal día, un trabajo serio que ha llevado a los de Sergio hasta donde están.