AS (Valladolid)

“Mis duelos con Ibargüen son los Madrid-Barcelona del triple salto mundial”

Yulimar Rojas (Caracas, 1995) es la actual campeona del mundo de triple salto tanto al aire libre como en pista cubierta. La venezolana se entrena en Guadalajar­a con Iván Pedroso, y es una de las deportista­s más destacadas de Sudámerica. Yulimar Rojas

- JUANMA BELLÓN

Es la última campeona mundial al aire libre e indoor de triple salto. ¿Qué supone todo eso para usted? —Fue un revuelco total para mi vida. Sumar dos títulos en tan poco tiempo, siendo tan joven, me trajo cosas bonitas, pero también me ha enseñado a valorarlo más todo. Conocí lo bueno y lo malo de lo que es ser un baluarte del deporte mundial. Tengo ganas de seguir trabajando para alcanzar más éxitos y dejar mi nombre en lo más alto del atletismo. En Venezuela es maravillos­o ver tanta gente que se me acerca, y supone un orgullo servirles de ejemplo. —Y lleva poco en el triple. —En atletismo empecé a los 14 años. Sólo hacía altura y longitud. Tenía facilidad para el salto, pero el triple nunca se me pasó por la mente. Un día mi antiguo entrenador decidió que probáramos y dije: ‘Creo que he encontrado mi evento’. Eso fue hace cinco años. Seguí y seguí, hasta que conocí a Iván Pedroso justo el año antes de Río 2016. Era una novata y vino el boom. Fui campeona mundial indoor y logré la plata olímpica para Venezuela, que era mi sueño desde que en 2012 vi a mi compatriot­a Rubén Limardo ganar el oro en esgrima. Cuando lloraba, gritaba… deseaba ser como él. Esa plata en Río 2016 fue fantástica.

—Su nivel es altísimo porque es campeona del mundo y salta 15,02, pero de usted se dice que tiene margen de mejora. —Al principio era una chica que saltaba sólo por el talento. La técnica es mi único punto débil y a veces me lesiono, tengo problemas y doy pasos hacia atrás. Pero ya he mejorado carrera y velocidad y estoy muy enfocada en crecer. Quiero trabajar limpio para que no haya lesiones, y pulir todo para tener unos 2019 y 2020 que me hagan mejorar mis 15,02. Por suerte, tengo rapidez y explosivid­ad con estos 1,92 metros que tengo de altura. —¿Cuáles son sus fuertes? —Creo que mi alegría, mi motivación y la gente que me rodea. En la pista pienso en ellos y en que se sientan orgullosos de mí. Cuando compito soy otra. Por ejemplo, en los Mundiales indoor de Birmingham estaba cuarta en el quinto salto y, sin embargo, pude ganar el oro y reafirmarm­e. —Es venezolana total, pero también tiene algo de española, porque pasa largas temporadas en Guadalajar­a. —España me acogió de la mejor manera y es un orgullo estar aquí. Su gente y su calidad de vida me han hecho mejorar. Soy una chica de casa, pero me gusta salir por Guadalajar­a, que es una ciudad tranquila. A veces

Feliz “Es un orgullo servir de ejemplo a la gente en Venezuela”

voy a un bar, tomo un café y leo. También me gusta salir a bailar, a mover el cuerpo por allí, pero siempre y cuando los entrenamie­ntos lo permitan, ¿eh? Bailar es una de las cosas que me caracteriz­an. Y sí, me siento una alcarreña más.

—Iván Pedroso, nueve veces campeón del mundo de longitud, es quien dirige sus pasos. —Ha sido clave en mis éxitos deportivos. Él vio algo en mí que otras personas no veían. Iván me dice que se siente reflejado en mí. Me ha ayudado, siempre me salva cuando estoy en un hueco y me hace ver que mi mundo es el atletismo. Que para conseguir algo hay que ir con fuerza.

Es como un padre para mí. También mi representa­nte, Alberto Suárez, es mi ángel de la guarda. Siempre me manda mensajes y me dice: '¿Yulimar, entrenaste?'. '¿Yulimar, comiste?'. '¿Qué necesitas?'. Esas cosas me hacen seguir pensando en trabajar duro. —Se entrena con Ana Peleteiro. —Es una gran persona. Se ha superado. Tuvo un gran 2018 con su medalla mundial indoor y europea al aire libre. Sé que cuando me ve piensa en una rival a la que pretende batir. —Su gran rival, Caterine Ibargüen, acaba de llevarse el premio a atleta del año.

—Se trata de mi máxima rival. El Ibargüen-Yulimar es un Barcelona-Madrid, un ColombiaVe­nezuela. En Río 2016 no pude ganarle y me motivé para los Mundiales de Londres 2017 y le vencí. Es una tremenda persona, una luchadora que viene desde abajo. Esperemos que sigamos dando un bonito espectácul­o en el atletismo mundial. —¿Objetivos para 2019? —Los Mundiales de Doha en septiembre, allí iré a por todas para revalidar mi título. Y también pienso en los Panamerica­nos, en Perú, que serán muy importante­s para mí.

—Con 15,02, le separan 48 centímetro­s del récord mundial de Kravets (15,50). ¿Lo ve posible?

—Sí. Tener un récord mundial es otra dimensión. Es algo que me quita el sueño. Se dice que soy una aspirante para batirlo. Me motiva hacer 15,51.

—¿Y Tokio 2020?

—Allí llegaría con mucha experienci­a y quiero ser un baluarte para el oro. Llegaré en mi mejor momento como deportista. Sé que estará Ibargüen, será un bonito duelo. —Le gusta mucho cantar...

—Uno de mis puntos clave es la música. Siempre llevo un altavoz a la pista para expandir mi alegría a través de la música. También la escucho antes de dormir. Me encanta la salsa, el merengue, el reguetón, la balada... Los ritmos tropicales. Cantar y bailar son complement­os muy importante­s para mí. —Es una de las mujeres premiadas de As.

—Lo leí. El premio me pilló por sorpresa y el día que me enteré me dije a mí misma: '¡Guau!'. Va a ser el inicio de más cosas bonitas. En este 2018 fui campeona mundial, pero me faltaron cosas por hacer. Siento que tengo mucho por demostrar en 2019. Y por supuesto quiero dejar en alto a la mujer. Como se hace en España, hace poco estuve viendo a la levantador­a de pesas, que se llama Lydia Valentín, y cuando la vi tan poderosa y feliz me inspiró muchísimo.

Ritmo “Siempre llevo un altavoz para expandir mi alegría con música”

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