Las vigilancias sobre Huth y la presión como arma
Importante baja de Marozsan
La exigencia.
Aprobado el estreno, más por el resultado que por la notabilidad del juego, España y Alemania quieren hacer prevalecer su posición en el grupo. Aunque el dubitativo concurso de la Mannschaft en el debut ante China discutió su condición de favorita a todo, es una selección de magnitud superior, con múltiples recursos y muy ofensiva (19 remates por partido).
Los cuidados.
Alemania otorga un papel relevante a las bandas en su partitura ofensiva (36 ataques de media por la derecha y 37 por la izquierda). Hendrich y Simon, o Gwinn si deciden asumir más riesgos, llegan a línea de fondo e imponen el esfuerzo defensivo de las extremos e interiores rivales. España deberá corregir sus posiciones para socorrer a Torrejón y Corredera. Ante la baja de Marozsan, Huth asoma como la principal amenaza por su desborde e inteligencia para recibir en zonas poco transitadas durante situaciones de contraataque. Nunca pueden faltar las vigilancias de la Selección como sucedió en el gol de Kgatlana frente a Sudáfrica. Los apoyos entre líneas de Popp, las rupturas de Dabritz y el poderío en la estrategia, pese a perder el buen pie de Marozsan, también escenifican la riqueza futbolística germana.
Valentía.
Atacar a Alemania siempre es una maniobra convincente para desnaturalizarla. Pese al claro triunfo final, España no pudo disimular su falta de finalización ante Sudáfrica. Se debe encontrar a través del balón, ganar profundidad con Mariona y Lucía y activar a Jenni en zonas más cercanas al área. La Selección también podría buscar realizar una presión avanzada y beneficiarse de las inexactitudes de Alemania en la salida que ya casi le hicieron tropezar contra China. La central Doorsoun y la portera Schult se exceden en estos errores. Las de Vilda han de aislar a Leupolz, con un gran cambio de orientación (85% de acierto en el pase ante China). Alemania ya no es una rival inalcanzable para España.