No se puede domar al pueblo
Un maestro artesano que trabaje un material flexible como el mimbre, sabe perfectamente que, una vez estudiada la materia prima si puede hacer un sillón, una silla, un baúl o vaya usted a saber. La llegada de López Garai no supuso ninguna explosión de júbilo entre los aficionados sorianos. Otra cosa fue ver cómo y qué planteamiento exponía el vasco para con los suyos. Puede
ser un sistema maravillo el que ha planteado, un falso 4-3-3 que realmente se convertía en un 4-1-4-1. Pero para poder hacerlo se deben tener mimbres precisamente. Si no dan los resultados, si el sistema no convence a jugadores ni grada, porque así ha sido, oiga, se cambia y punto. “La obstinación es el sucedáneo más barato del carácter”, dijo Hebbel. El público de Los Pajaritos dictó sentencia hace meses.
Allá cada cual con su criterio. Es más fácil dorar píldoras para pedir favores cuando acaba un partido que ser auténtico y libre. El pueblo, decía, sentenció el estilo y juego. Si los expertos aseguran que hay distintos estilos en función de la región geográfica, Soria no es menos. Desde siempre, mi memoria alcanza sólo hasta la Segunda B, ha gustado el delantero que aguanta el balón, y brega, lucha
y remata. El problema del fútbol moderno no es Guardiola, son los neoguardiolistas que saben más que nadie de este deporte. Por cierto, LaLiga todavía no ha modificado las reglas y los puntos se logran ganando. “El pueblo, el fuego y el agua no pueden ser domados nunca”. Esto ya lo advirtió Focílides hace 2500 años, y eso, que no se había inventado este noble deporte llamado fútbol.