José Ma Giménez
Él fue uno de los goleadores a la la pasada. 24 años), el central que hereda el ‘2’ de en su visita al Y su rol.
—Como muchísima ilusión. Es tener una nueva oportunidad de lograr el objetivo que todos los atléticos queremos.
—El año pasado había mucha presión porque la final era en el Metropolitano. ¿Éste hay menos? ¿Le gusta más así?
—Presión siempre tenemos. Cuando te pones la camiseta del Atlético estás obligado a competir, a intentar ganar, a conseguir cosas importantes. Eso fue lo que me inculcaron al llegar y así lo vivimos todos acá adentro. Es nuestra mentalidad.
—Sin Godín y con Savic, usted juega como central zurdo y no diestro, su posición natural. ¿En qué debe modificar su juego?
—Lo importante es jugar (sonríe), no me importa dónde (ríe).
Cambia sobre todo el perfil de cuando salís con pelota, la posición del cuerpo, porque mi pierna buena es la derecha y a veces te puedes encerrar fácil. Es un poco más de atención. Variar mucho, no varía.
—¿Y tener laterales que suben tanto, Lodi, por ejemplo a la izquierda, no le condiciona más?
—Tengo que estar más atento a cómo compensamos el ataque, sabiendo que tenemos laterales muy ofensivos. Debemos estar más pendientes de proteger la defensa para que no nos agarren de contra. Pero eso se soluciona fácil con un mediocampista. Lo estamos adaptando. El año pasado no pasaba tanto pero no cambia mucho tampoco.
—Saúl decía el otro día, tras perder en Anoeta: “No hay mejor partido ahora que la Juve”.
—Tenemos la oportunidad de revertir la situación del fin de semana y para nosotros será muy importante. Lo del sábado, pasado está y no tenemos tiempo de lamentarnos. Lo hiciste la noche del partido y ya. Al día siguiente la mentalidad debe ser otra. Cambiar el chip, pensar en qué viene porque no hay margen de error. Sabemos lo que es la Champions, lo que es LaLiga, y para nosotros es muy importante estar bien y estaremos bien físicamente también cuando estemos bien mentalmente. Quedarnos con
Champions
cosas anteriores es algo que no nos podemos permitir. Sólo con lo que haya que corregir.
—Han encajado cuatro goles en dos partidos: ¿motivos para preocuparse?, ¿el rival también juega?, ¿o están flojeando?
—No. Es un poco de todo. Podemos mejorar eso, claro, pero no es un tema de mucha preocupación. Nosotros defensivamente siempre fuimos fuertes porque el equipo siempre trabajó compacto. Y esa es nuestra identidad. A veces puede haber una fatalidad, que el rival juega y hoy, en esta Liga, de mitad de cancha para adelante, todos te crean ocasiones, muchísimas, no lo digo yo, se ve.
—¿Cómo se decidieron los capitanes? ¿Cuándo?
—En el partido que jugamos en Tel Aviv. El Cholo nos llamó a Saúl, a Koke, a Oblak y a mí y nos comunicó q u e seríamos los
Juve Wanda, Josema Giménez (Toledo, Uruguay, Godín.
cuatro capitanes. La verdad que para mí (sonríe emocionado) es un orgullo increíble. Y para mi familia. Una responsabilidad muy importante y muy bonita que asumo con muchas ganas. —¿Cómo cambia el brazalete su rol en el vestuario?
—En la cancha siempre fui un jugador que trata de comunicarse constantemente con los compañeros. ¿Mi rol? Yo sigo siendo el mismo Josema. Aunque, evidentemente, se fueron jugadores y nosotros, los más viejos en el plantel, debemos asumir esa veteranía.
—¿Y cómo lo asumen?
—Haciendo lo que hace cualquier capitán y cualquier jugador que quiere ayudar a los compañeros. Mostrarle dónde vienen, cuál es la identidad del club, las presiones que
tenés acá, la forma de jugar, cómo nos fue bien. Un poco eso. Este vestuario, y no lo digo por vender humo, es increíble, somos hermanos. Jamás hubo un problema, toco madera (se ríe).
—Se habló de ofertas por usted. De Madrid, Inglaterra, pero aquí sigue.
Siete años. —En mi cabeza no se ha planteado casi nunca la posibilidad de irme. Siempre quise crecer acá. Sonaron muchos clubes, sigo acá; recuerdo portadas de que estaba casi arreglado, sigo acá; y mi cabeza está acá, siempre estuvo aquí. Siempre fui un jugador que traté de dejar todo en la cancha y traté de devolver el cariño que me brinda la gente con sudor. Tengo 24 años, estoy feliz en Madrid, mi familia lo está, y no tengo la mentalidad de irme.
—¿Obsesiona la Champions? ¿Qué daría Giménez por ella?
—No es una obsesión pero sí que me muero por ganarla (sonríe). Estuvimos cerca dos veces pero el fútbol tiene eso: es hermoso pero cuando te pega te pega feo. Hay que estar preparado para todo y cuando te pega que te haga fuerte. Tenemos muchos compañeros nuevos y tratamos de mostrarles qué es para nosotros, el Atleti, la Champions, LaLiga, ambas. Obsesión sería muy duro decirlo pero sí tenemos unas ganas brutales de ganarla.
—Las cosas que hacen fuerte. Lo dice siempre. Como cuando probó en Peñarol. “Me echaron como un perro”, contaría en una entrevista. Ahí se dijo a usted mismo: “Llegaré a Primera”.
—Sí, tenía 14 años. Pasaba de
baby fútbol (infantiles) a Séptima División. En ese momento yo estaba en Danubio y vino un conocido, si quería ir a probar a Peñarol. Fui, entrenamos, no me olvidaré, en la cancha del Portone y después en el Estadio Charrúa… Me acuerdo de mi mamá, que me acompañó en autobús, me acuerdo que llovía, de entrenar bajo la lluvia y mamá bajo un árbol, para no mojarse… Y claro, son cosas que te duelen en su momento pero que te hacen fuerte. Y el fútbol al fin y al cabo es como la vida. Te golpea pero uno a veces se agarra a eso para tratar de salir adelante.
—Cuando entró en el Toledo, su primer equipo, le gustaba jugar en el centro porque así llegaba antes a todas partes… —¡Sí (ríe)! Cuando era chico sí. Era el típico que corría por todos lados. Después, ya de grande, en Séptima, pasé a central. Me puso Gustavo Machaín.