El bochornoso papel de la UEFA
Nada justifica su terca posición, condenada al fracaso por la evidencia del colapso que se abate sobre Europa
A la fuerza se ha impuesto la cordura en un organismo que empieza a tomar muy tarde las medidas que desestimó durante las dos últimas semanas, en el fragor de una plaga que requiere máximo control, unidad de acción en la batalla y la pedagogía adecuada por parte de los poderes, y en el fútbol europeo no hay ninguno mayor que la UEFA. Asusta su falta de liderazgo y visión.
Donde los expertos predican pautas estrictas de higiene, aislamiento y distancia social que atenúen el número de contagios, la UEFA ha permitido algunos partidos atestados de gente, con miles de aficionados viajando de un país a otro: 3.000 hinchas del Atlético de Madrid, representante de una ciudad acuciada por el coronavirus, acudieron a Anfield y
Problema Asusta la falta de liderazgo y visión dentro de la UEFA
cerca de mil seguidores del Bayer Leverkusen viajaron a Glasgow. Ha sido una invitación al desastre.
Sólo la codicia y la insensatez explican el disparate, de ninguna manera disculpado por los tristísimos partidos sin público, que convirtieron el fútbol en una parodia indigerible y al deporte en un artefacto diseminador del virus. Trey Thompkins, cuya condición de portador del virus se conoció el miércoles, disputó con el Real Madrid el partido a puerta cerrada contra el Armani
de Milán.
La UEFA toleró el peor escenario frente a la pandemia, y no por desconocimiento. El drama se multiplicaba exponencialmente en varios de sus países afiliados, Italia y España principalmente. Hace una semana, Evangelos Marinakis, presidente del Olympiacos griego y propietario del Nottingham Forest, declaró que estaba infectado. En esos días, su equipo se había enfrentado al Arsenal en Londres.