Fallece Tomás Díaz-Valdés, descubridor de Ángel Nieto y pionero del motor de AS
El coronavirus se lleva a los 78 años a un periodista de raza, clave en la carrera deportiva del ‘12+1’ en el mundo del motociclismo
El periodista deportivo Tomás Díaz-Valdés Heras (Madrid, 1941) falleció ayer a los 78 años en un hospital madrileño a causa de las complicaciones de salud provocadas por el contagio del coronavirus. Durante décadas, Díaz-Valdés fue responsable de la información de motor de AS. Las motos siempre fueron su pasión, lo que le llevó a competir como piloto aficionado en su juventud. A mediados de los años 60 se convirtió en una figura clave para la carrera deportiva de un entonces desconocido Ángel Nieto; el zamorano recaló, a su llegada al barrio de Vallecas, en el taller mecánico de Tomás, que se volcó en ayudar al joven que años más tarde se convertiría en el piloto español más laureado de la historia del Mundial de velocidad.
Dedicación. Fue siguiendo a Nieto como Díaz-Valdés abandonó sus inquietudes técnicas para adentrarse en el periodismo deportivo. Comenzó a viajar a los circuitos como enviado especial de este diario en los GGPP, llevando a través de sus páginas sus hazañas en una época en la que el seguimiento al motociclismo en los medios era casi inexistente. Continuó cubriendo la información hasta los 90, compaginando esa tarea con la coordinación de la sección de motor de AS, tanto en la faceta de competición como en la relacionada con el producto. Ahí también fue un precursor al incorporar este tipo de contenidos a un medio deportivo. Además dentro del Grupo Semana, propietario entonces de AS antes de su adquisición por el Grupo Prisa en 1996, lanzó dos revistas mensuales especializadas, ‘Top Auto’ y ‘Top Moto’.
Fue siempre un periodista incisivo, valiente y entregado a la profesión que vivió con la pasión que siempre le caracterizó. Maestro y referencia para toda una generación de periodistas especializados, incluso una vez superada la edad de jubilación se mantenía plenamente activo con varios productos editoriales de carácter personal, además de contar con una presencia en redes y un conocimiento de las nuevas tecnologías poco habituales en una persona de su edad. De hecho, seguía desarrollando su actividad con total normalidad, siempre rebosante de ideas, ilusiones y proyectos que ahora se han visto truncados.
Desde AS queremos transmitir nuestro más sentido pésame por esta pérdida irreparable a Concha, su esposa; a su tres hijos, Concha, Yolanda y Tomás, así como al resto de sus familiares y amigos. Se ha ido un periodista de raza, una persona excepcional. Descanse en paz.