Sólo el ruido de los motores.
Profesionales. Trump ha elegido a los profesionales como arietes contra la pandemia. Eso, pese a que su asesor en la materia, Anthony Fauci, advirtiera hace poco de que “quizá no se pueda reanudar” el deporte este año para garantizar la seguridad. Y de que varios gobernadores (cada Estado establece sus normas contra el COVID-19) se le hayan rebelado. El de Illinnois, JB Pritzker, que cuenta en Chicago con equipos como los Bulls, Cubs, White Sox o Bears, no lo tiene nada claro: “No vamos a relanzar el deporte profesional sin condiciones. No vamos a enviar a millares de personas a un estadio donde pueden transmitirse el virus”. Sin embargo, Florida ha declarado el deporte “actividad esencial”.
Trump se juega mucho. Hace dos meses, en la encuesta semanal de Nationscape promovida por la Universidad de UCLA, un 89% de los estadounidenses aprobaba en algún grado la gestión del presidente contra el virus. Ahora, sólo lo hace un 42% mientras él se resiste a ponerse mascarilla aunque el virus haya entrado en su equipo. Si el Make America Great Again le llevó a la Casa Blanca, el Make Sport Great Again debe servirle para continuar en ella.
La NASCAR, carreras de coches popularísimas en Estados Unidos, volvió anoche en Carolina del Sur, pero con las gradas vacías, orden de salida por sorteo y medidas de seguridad estrictas para los pocos que entraron en el óvalo.
NBA. “Estamos ante el gran desafío de nuestras vidas”. Con grandilocuencia, el comisionado Adam Silver advirtió recientemente a los jugadores lo que se avecina en lo económico (un 40% de los ingresos dependen de un público que no habrá) y deportivamente. No arrancar significaría perder 900 millones de dólares. El límite para decidir qué hacer es más o menos de un mes.
Con la competición parada desde el 11 de marzo, algunos equipos (Cavs, Nuggets, Blazers...) echaron a andar la semana pasada con entrenamientos voluntarios. La idea es acabar regular season y playoffs en una o dos ‘burbujas’ (Las Vegas o Disney World en una partición por conferencias), pero los jugadores recelan del “encarcelamiento” durante semanas.
NFL. La competición con más seguimiento realizó su draft de forma virtual con el comisionado Roger Goodell en el sótano de su casa, pero ha anunciado que mantiene el 10 de septiembre como fecha de inicio (sin partidos en Londres ni México). Desde mañana, los equipos podrán reabrir sus instalaciones, pero
sólo para recibir a jugadores en rehabilitación, “si se lo permiten las regulaciones estatales y locales”. La logística será complicada para la liga, con plantillas de 53 jugadores y un centenar de asistentes. Los Dolphins de Miami han presentado un plan para jugar con 15.000 espectadores del aforo de 65.000. La NFL recibe unos 4.600 millones anuales de las televisiones y quiere arrancar como sea.
En la pantalla de ESPN se emite béisbol surcoreano... Porque la MLB no pudo comenzar el 26 de marzo como había previsto. Los propietarios van a proponer a los jugadores hacerlo en julio, con una temporada regular más corta (82 partidos) y recortes de sueldos proporcionales. Si no pudieran jugar en sus estadios, contemplan concentrar a todos los equipos en Arizona, un estado con muchos campos donde su gobernador, Doug Ducey, ha abierto la puerta al deporte desde el sábado.
NHL. El hockey hielo detuvo la temporada el 12 de marzo. Una alternativa es reunir a los equipos en cuatro ciudades (Columbus, Toronto, Minneapolis y Edmonton han sonado) para continuar, pero el sindicato de jugadores es reacio a las concentraciones. Parece claro que irán directamente a playoffs por la Stanley CuP, porque aún quedan 189 partidos de liga regular. Se perderían unos 150 millones de dólares, pero se ve como un mal menor.
Motor. La NASCAR volvió ayer sin público en Darlington (Carolina del Sur), ya que sus principales ingresos son por televisión. Impresionaba el óvalo vacío, en circuitos que reúnen a más de cien mil aficionados. Todo concentrado en un día, con orden de salida por sorteo, controles de temperatura, mascarillas obligatorias y sólo 16 personas por equipo. La IndyCar tiene previsto regresar el 6 de junio en Texas, a puerta cerrada y con entrenamientos, clasificación y carrera la misma jornada.
Trump, a la UFC “Necesitamos deporte, les necesitamos de vuelta”
A favor Algunos estados como Florida han declarado “actividad esencial” el deporte