Evenepoel pudo dejar a Bennet y Carapaz con un acelerón sentado
Remco Evenepoel es imparable. Tiene 20 años, pero en su segunda temporada en el pelotón profesional, y con una pandemia de por medio, ya le ha dado tiempo a demostrar que es capaz de brillar en todos los terrenos, como demostró ayer en una subida de la dureza del Picón Blanco. El del Deceuninck, que aún no ha corrido ninguna gran vuelta, debut que hará en el próximo Giro de Italia, fue el más fuerte en el coloso burgalés, donde se impuso a algunos de los mejores escaladores del mundo con una autoridad asombrosa.
Entró en meta con señales de ir sobrado, consciente de que acumulaba otra actuación memorable.
El gesto dará que hablar, pero pocos dudan de que posee condiciones y desparpajo para marcar una época. Considerado más rodador que escalador, le metió 18 segundos a George Bennett, 32 a
Mikel Landa (el mejor español y que dejó buenas sensaciones), 35 a Esteban Chaves, 52 a Richard Carapaz... y se enfundó el jersey de líder en un mal día para el Movistar, en el que Valverde se dejó 2:09 y Enric Mas, 8:38.
Por cuarta vez en la historia de la Vuelta a Burgos, el Picón Blanco aparecía en la prueba. Una ascensión llamada a formar parte de la Vuelta (en 2021 se sale de Burgos) y que en esta ocasión además era la primera de categoría especial desde que regresó el ciclismo de élite masculino: 7,8 kilómetros al 9,3% de pendiente. Unas rampas que se sumaron al desgaste de un día frenético, con el viento haciendo mella y el Ineos y el Bora formando un abanico a más de 50 kilómetros de la llegada que provocó todavía más tensión en la aproximación al puerto final.
Por delante, la escapada del día estuvo formada por nueve corredores, pero el gran protagonista fue Roger Adriá. El joven barcelonés del Kern Pharma, de 22 años, fue el último superviviente y soñó incluso con el triunfo de etapa, ya que comenzó la ascensión con 3:30 de renta. A mitad de subida, el hasta ayer líder de la carrera, Felix Grossschartner, quedaba descolgado. También los representantes del Movistar, que ya se habían visto sorprendidos en los cortes por el aire, y que no pudieron estar entre los mejores en la subida final.
Ya se había seleccionado mucho el grupo cuando Esteban Chaves lo probó a cuatro kilómetros de meta. El escalador colombiano del Mitchelton, que logró su primera victoria importante en esta misma carrera en 2012, arrancó hasta en dos ocasiones y su ataque sólo lo pudieron responder Evenepoel, Bennett y un Carapaz que empezaba a sufrir.
Sentado. Esos acelerones hicieron que la aventura de Adriá, que aún marchaba por delante, acabara a dos kilómetros de la meta. Justo cuando alcanzaban al ciclista del Kern Pharma, Evenepoel decidió jugar sus cartas y acelerar el ritmo sin apenas levantarse de la bicicleta, pero con la potencia necesaria para sacar de punto a sus rivales. Una conquista más para este belga que en poco más de una temporada acumula ya 11 victorias y al que nadie se atreve ya a decir dónde está su límite.
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