“Con ese dinero hasta mis bisnietos se pagarían la universidad”
Incluso en año tormentoso, la nave del PGA llega a puerto. El esprint pandémico del circuito culmina con el Tour Championship, que arranca hoy en el East Lake Golf Course.
Han sido once torneos en algo más de dos meses, desde que la actividad se reanudara con el Travelers Championship el 25 de junio hasta llegar a la cita final de Georgia (EE UU), en la que competirán una treintena de jugadores, los más regulares de la temporada. Una suerte de G30 golfístico. La flor y nata.
Entre ellos estará Jon Rahm, pletórico tras una victoria memorable en el BMW Championship de la semana pasada. El vizcaíno, que antes de desembarcar en Atlanta se dejó caer por Nueva York para tomarle el pulso a Winged Foot de cara al US Open (del 17 al 20 de este mes), está a las puertas de El Dorado, a un paso del gran botín: un segundo triunfo seguido le haría campeón del circuito, algo que no ha conseguido ningún español aún, y podría devolverle al primer puesto del ranking mundial en función de lo que haga Dustin Johnson, su compañero de partido en las dos primeras vueltas. Además está la bolsa, 60 millones de dólares en premios, 15 (unos 12,7 de euros) para el vencedor.
“Con ese dinero hasta mis bisnietos podrían pagarse la universidad”, asegura Rahmbo. ¿Una cantidad obscena en tiempos de crisis? “El PGA Tour hace un trabajo inmenso con la plataforma que tiene para ayudar a distintas comunidades por todo el país. Jugamos más de 40 semanas al año y en cada torneo ayudamos a una. Así que no, no me siento culpable. Yo mismamente he donado mucho dinero en estos cuatro años en el tour, por ejemplo a supervivientes de desastres naturales, a veces, u otras a diferentes personas que necesitaban ayuda”, tercia. “Creo que todos estamos aquí para tratar de ser los mejores”, añade. Él lo tendrá más fácil que otros
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