AS (Valladolid)

Y nosotras ¿qué?

- PASABA POR AQUÍ PATRICIA CAMPOS

La Primera y la Segunda División masculina tienen fecha de inicio en unas cuantas horas y un protocolo sanitario establecid­o para el comienzo de la Liga. Mientras, las futbolista­s de Primera y Segunda se han enterado hace unos pocos días que tienen que esperar hasta mediados de octubre para poder empezar la Liga si la situación sanitaria lo permite. Una incertidum­bre que mata. ¿Por qué unos empiezan cuando toca y otras deben esperar? Yo creo que todo es debido al poco cariño que se le tiene al fútbol femenino. Sólo hay que fijarse en las redes sociales. Cada vez que hay un partido con un mínimo de expectació­n, como por ejemplo la pasada Women´s Champions League aparecen tweets menospreci­ando el fútbol practicado por mujeres. Y al final son siempre los mismos argumentos y los mismos vídeos de hace 50 años:

Un equipo de cadetes os metería una paliza”. Ningún hombre, por el mero hecho de nacer hombre, es mejor futbolista que una mujer. A partir de los 12-13 años, el fútbol se divide en masculino y femenino para que pueda ser practicado de forma segura y resulte atractivo. Es un tema físico. Si Fernando Hierro en su mejor momento o Niklas Süle, el defensa del Bayern, le hacen una entrada a Peke, la jugadora del Depor, le podría romper la pierna por cuatro sitios. Pero si Álexia Putellas mete un golazo por toda la escuadra, se lo puede marcar a una portera o a un portero y ahí es donde reside la esencia del fútbol.

El fútbol femenino es lento, las porteras no se tiran, no pueden dar tres pases seguidos…” El futfem necesita tiempo y confianza para asentarse y dar sus frutos. No hace mucho estaba prohibido jugarlo en algunos países. Desde entonces hasta ahora ha cambiado bastante. La profesiona­lización del personal (entrenador­es, nutricioni­stas, médicos…) ha hecho que en las ligas mixtas de niños y niñas, los equipos femeninos estén en los primeros puestos de la clasificac­ión e incluso se ha reducido el número de jugadoras que se lesionan de ligamentos.

Las futbolista­s quieren cobrar lo mismo que los hombres y el fútbol femenino no genera dinero”. Las futbolista­s son consciente­s de la realidad del fútbol femenino, de lo que genera y dónde pueden llegar. Las jugadoras han pedido 1.000 euros al mes y una protección básica en caso de lesión, embarazo o despido. El sueldo mínimo según el convenio de fútbol profesiona­l masculino es de 6.500 euros mensuales. Si Noruega, Australia, Dinamarca, Brasil e Inglaterra han igualado los sueldos y bonificaci­ones entre sus internacio­nales (hombres y mujeres) por algo será.

ENo se trata de una competició­n entre femenino y masculino para ver cuál de los dos es mejor

l simple hecho de que el futfem esté creciendo, no significa que le esté robando importanci­a al masculino. No se trata de una competició­n entre los dos fútbol donde hay que decidir cuál de los dos es mejor. Se pueden compartir espacios e intentar comprender que en esa diferencia está la belleza de este deporte y así, poder disfrutar de él en todas sus versiones. ¿Por qué quedarnos con uno solo si podemos tener los dos? El fútbol femenino ha llegado para sumar, no para dividir.

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