AS (Valladolid)

El peaje del gol en LaLiga

La igualdad estrecha los marcadores

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Para algunos las tímidas cifras realizador­as ponen en duda a la competició­n. Puede ser así o no. También hablan de equilibrio competitiv­o. Talento hay de sobra.

La otra brillantez. Llegado el primer parón, hay tiempo para la reflexión. El arranque vuelve a escenifica­r una tendencia inquietant­e. Si el fútbol trata de goles, LaLiga palidece. El torneo español promedia 2,1 goles por partido, la cifra más baja entre las grandes ligas. La Serie A lidera con 3,3 tantos, seguida por la Bundesliga (3,2), la Ligue 1 (3,0) y la Premier (2,8). La crudeza de los números desata de nuevo el debate sobre la espectacul­aridad de LaLiga. Como siempre pasa, solemos tirar piedras contra nuestro propio tejado sin pensar por qué sucede esto ni advertir su trasfondo positivo. Es cierto que manda el tacticismo y existen vicios dañinos como las pérdidas de tiempo, de las que ya hemos dado cuenta en otras ocasiones. Pero no es menos cierto que LaLiga se ha equilibrad­o para bien. La igualdad aleja las goleadas y comprime los marcadores. También puede ser brillante. En cualquier caso, hay que señalar el escaso acierto en la definición —38,2% en las grandes oportunida­des— y el rendimient­o de los porteros con un 69,7% de paradas. LaLiga presume de talento en todas las posiciones.

Capitán general. El Celta no marcó al Athletic porque Íñigo Martínez (30 años) no quiso. La actuación defensiva del central del Athletic resultó categórica. Nadie puede ponerle un reparo. Estuvo perfecto en las coberturas, se agrandó en la anticipaci­ón y se arrogó por completo el control del área de Unai Simón. Sus diez despejes salvaguard­aron al Athletic en los centros del Celta. Después de un final de curso pasado complicado, Íñigo ha vuelto con mayor firmeza. En un Athletic donde no sobra el gol, de nuevo aparece este asunto, se hace imprescind­ible el mejor rendimient­o colectivo posible sin balón. Sobre este Íñigo se puede construir esta demanda.

Influencia desde el lateral. no ha podido sacar mejor rédito el Mallorca. Con tres suma siete puntos y se da el lujo de tutear a la aristocrac­ia. Mucho tienen que ver las prestacion­es de

Brian Oliván (27 años). El lateral izquierdo interpreta a la perfección la máxima de llegar y no estar. Goleador en el estreno ante el

Betis, participó de forma providenci­al contra el Espanyol. Se aprovechó de la fijación que hicieron Mboula, Fer Niño y Dani Rodríguez de la línea defensiva perica para aparecer cuando tocaba. Su centro atrás provocó el gol de Dani Rodríguez. Oliván figura como un atacante más en el Mallorca, como muestra su posición media sobre el campo, que le sitúa justo a la altura de la línea de la medular.

Compite y deleita. El Elche es otro ejemplo de la semejanza competitiv­a de LaLiga. Pudo ganar al Athletic, no mereció perder ante el Atlético y resistió frente al Sevilla. A sus 31 años,

Fidel destaca desde un rol distinto al que tenía cuando era más joven. Como interior, en un papel estelar, afila las transicion­es al recibir en zonas adecuadas y disponer de una gran calidad técnica. Ante el Sevilla generó dos ocasiones, asistió a Roco y dio tiempo a

Mojica (cuatro pases) para que llegara arriba. A sus intervenci­ones, además, le acompañan un punto estético de alto valor. Por Fidel y muchísimos otros, no seamos tan duros con LaLiga. Arreglemos lo malo sin ignorar todo lo bueno que tenemos.

Las caras Íñigo Martínez, Brian Oliván y Fidel dan valor a la clase media y baja

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Íñigo Martínez fue un muro para el Celta en Balaídos.
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