Superman pierde la capa
El colombiano del Movistar abandona La Vuelta por un calentón, después de verse desbancado del podio por Haig
La etapa asfixiante y rompepiernas que diseñó Óscar Pereiro por las carreteras ratoneras que bordean su localidad natal de Mos dejó sin podio a Miguel Ángel López en favor de Jack Haig. El exigente terreno, con cinco puertos por el camino y un constante sube y baja, era propicio para trampas y emboscadas. Si el maillot rojo o cualquier otro ciclista se quedaba aislado, sin compañeros alrededor, iba a pasar serios apuros. Y eso es exactamente lo que le ocurrió ayer a Superman, atrapado en un ataque que inició el Ineos y que remachó el Bahrain. El colombiano, sumido en la impotencia, se bajó poco después de la bicicleta con un enorme enfado, en una caprichosa decisión tomada en caliente en las puertas del final de la Vuelta a España, hoy en Santiago de Compostela.
El equipo Ineos, que partía con sus dos líderes muy lejos en la clasificación general, Egan Bernal a 4:43 minutos y Adam Yates a 5:44, tenía poco que perder en el intento, así que hizo la propuesta ambiciosa de endurecer la carrera, en la misma línea que el pasado miércoles en la ruta de los Lagos de Covadonga. La escuadra británica apretó el ritmo en cabeza del pelotón a 90 kilómetros de la meta, desde el Alto de Vilachán, la primera cota del día. El trabajo maduró al grupo de los gallos hasta llegar al Alto de Mougás, el tercer puerto, el más duro de la jornada, el punto elegido para explosionar la dinamita.
El ataque. Adam Yates y Egan Bernal se alternaron en los ataques, siempre con la sensación de que el británico llevaba ayer mejores piernas que el inconformista colombiano. Faltaban 60 kilómetros para la llegada, era una iniciativa valiente, sin titubeos. En una de esas arrancadas de Yates, el grupo de los favoritos, ya muy seleccionado, se rompió definitivamente. Respondió Primoz Roglic, en primera persona. También Enric Mas, siempre pegado al esloveno. Y entró igualmente Jack Haig junto a su compañero Gino Mäder. Este detalle fue decisivo en la resolución de la etapa. Mäder aceleró en favor de su jefe, la ventana del podio se abría con dos corredores del Bahrain metidos en el quinteto. Haig acabó la jornada subido al cajón. Y el propio Mäder obtuvo otro premio: el maillot de mejor joven que vestía Bernal.
López, el principal perjudicado, intentó cerrar el hueco desesperadamente, pero no pudo. Nadie le relevaba. No tenía gregarios cerca. Cuando llegó José Joaquín Rojas a su altura, era demasiado tarde. Superman entró entonces en un bucle de difícil comprensión y abandonó la carrera. Los intentos del técnico Patxi Vila para convencerle fueron infructuosos. También los del veterano Imanol Erviti, que circulaba por allí. El colombiano no cedió y se marchó a casa contra toda lógica. Cuando Enric Mas se enteró en la meta, no daba crédito: “¿Se ha caído?”. En tres días, López ha pasado de la euforia por su histórica victoria en el Gamoniteiro, a la máxima frustración. De una gesta modélica, a una espantada poco ejemplar.
Haig, Roglic, Mas y Yates se jugaron la victoria en el Castro de Herville, la subida final, junto a un puñado de fugados a los que habían atrapado en la refriega. Hubo sucesión de arrancadas, en las que también participó Mikel Bizkarra, en busca de esa victoria española que rompiera la interminable sequía. Por primera vez en la historia, este año no ha habido triunfos en ninguna de las tres grandes vueltas. Y no parece que la contrarreloj de Santiago de Compostela, el último día, pueda evitar la catástrofe. Entre tantos ataques y contraataques, el francés Clément Champoussin, un francés de 23 años, del equipo Ag2R, llegó por detrás, demarró y encontró oro en río revuelto.
Sin triunfos Champoussin gana la etapa y eterniza la sequía del ciclismo español