Marea naranja en un Zandvoort sin atascos
■ Los promotores encuentran incentivos para organizar un gran premio de F1 en busca de tres fines: promocionar un lugar (invierte el ministerio de turismo), el puro capricho de recibir al Gran Circo (suele haber jeques de por medio) o porque la venta de entradas justifica el desembolso previo. El caso de Zandvoort es evidente: vendieron 300.000 tickets para esta edición de 2021 en apenas tres días. La pandemia les obligó a reducir el aforo y sólo pudieron acceder quienes tuvieran asiento. En total, fueron 70.000 personas cada día.
El circuito está rodeado por un terreno de dunas naturales, frente al mar, y los accesos son tan estrechos como la pista.
La organización prohibió la entrada en coche y aumentó la frecuencia de trenes. Cerca de 30.000 personas optaron por la bicicleta y una cifra similar recurrió al ferrocarril. No hubo atascos, tan habituales en otros grandes premios, durante los cuatro días del evento.
Todos los pilotos coinciden: el ambiente ha sido fantástico.
A la entrada del circuito, miles de fans esperaban a los pilotos para fotografiarse o pedir autógrafos, una postal más habitual de Monza. Después, en las gradas, celebraron apasionados el triunfo de Verstappen en casa. “No hay grandes ídolos deportivos en este país a tan alto nivel”, comenta uno de esos fans.