AS (Valladolid)

El Sevilla resiste

Empata a pesar de cuatro penaltis (récord en Champion expulsado durante toda la segunda mitad ● La defensa s

- JOSÉ A. ESPINA

Ejercicio de resistenci­a suprema el que tuvo que vivir el Sevilla en una tarde de locura alimentada por un árbitro que es búlgaro pero parece muy poco europeo, Aleksei Kulbakov, capaz de pitar hasta tres penaltis en contra y expulsar a un jugador del equipo que juega en casa. Con algún acierto, pero también con cierta polémica en varias de esas acciones. El empate no entraba en los planes de este comienzo de Champions pero en Nervión suspiran aliviados después de lo mucho malo que les pasó. Mr. Chip de hecho arrojó luz sobre el asunto: es la primera vez en la historia de la máxima competició­n continenta­l que se pitan cuatro penaltis en un mismo partido y, también, que tres de ellos resultan favorables al equipo visitante.

Porque la tarde, lluviosa, no se le pudo poner más de cara al Salzburgo para ganar en todo un

Ramón Sánchez-Pizjuán. Había fallado el Sevilla alguna ocasión en la cabeza y un mal control de EnNesyri y en las botas del Papu Gómez, el más vertical de los locales. Casi cada vez que pisaron área rival, los austriacos recibieron como regalo un penalti. Tres, concretame­nte, provocados todos por un diablo de ébano que se llama Karim Adeyemi y que a sus 19 añitos Alemania ha hecho debutar ya para que no se les escape con su otro país, el de sus padre, Nigeria.

A los 11 minutos, Diego Carlos atropelló al delantero germano sobre la línea del área. El búlgaro Kulbakov había sacado la pelota a la frontal pero el VAR le corrigió. Conocedor quizá de las andanzas de Bono por Europa en los últimos tiempos, a Adeyemi se le convirtió la portería en una madriguera, y la tiró fuera claramente. También quiso lanzar Adeyemi una segunda pena máxima por empujoncit­o de Navas, una de esos lances que, al menos en Europa, casi nunca se señalan. Y menos al equipo de casa. Pero Kulbakov sí. Jaissle, entrenador austriaco, decidía cambiar de tirador. Sucic engañaba a Bono (0-1, 21’) y ponía en ventaja a su equipo además de traer el nerviosism­o a Nervión y a todo el Sevilla, incapaz de hilvanar mucho más peligro hasta que en el 35’, en un balón largo mal leído por toda la defensa, Bono cometía la tercera falta dentro del área y sobre la misma víctima. Esta vez Sucic pecó de preciso y mandó el balón al palo. Se salvaba el Sevilla.

Y tanto que se salvó. Tan fácil había señalado el árbitro búlgaro los penaltis en contra del equipo local como le costó ver una clara patada por detrás del exsevillis­ta Wöber sobre En-Nesyri. El VAR le sacó las vergüenzas al trencilla, que casi sin visionar la primera toma señaló el punto fatídico.

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Los futbolista­s Sevilla y del Red Bull Salzburgo ven como Ivan Rakitic convierte de penalti el 1-1, engañando a Kohn y poniendo el balón pegadito al palo.
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