Tanto descanso sentó fatal
El Sevilla volvió a disputar un partido oficial 17 días después y tanto descanso no pudo sentar peor a los de Lopetegui. Porque en la primera mitad pareció que los sevillistas seguían de entrenamiento. Sólo así se explica el penalti de suficiencia de Diego Carlos, el de Jesús Navas más propio de empujar a un compañero bromeando, o el de Bono soltando la pierna como si no pasara nada. Y, pese a todo, el partido se fue al descanso con un empate con el que concluiría y hubiera sentado más que bien, sobre todo tras la absurda expulsión de EnNesyri, si no fuera porque la segunda unidad cambió la cara al equipo y acarició el triunfo.