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Cansado y con el freno

- desde la grada F. JAVIER DÍAZ

Demasiado castigo para el Atlético en Anoeta. La Real ganó a un equipo que pensaba más en la Europa League y que en LaLiga viene jugando con el freno de mano echado.

Derrota. Desde que el pasado viernes salió el sorteo de Europa League y se supo que el Atlético tenía que jugar ante el Arsenal, todos los esfuerzos y las miras del equipo están puestos en la competició­n europea. En el campeonato, en los partidos de casa, el Atlético saca los encuentros al calor de su gente, empujado por los suyos. Pero fuera es más complicado. Fuera nadie perdona nada. La Real no sólo no se conformó con ganar el partido sino que fue a hacer sangre cuando pudo. El 3-0 es mucho castigo para lo visto, pero es justo porque el Atlético sólo fue a por el choque cuando lo tenía perdido.

Cansancio. Lo cierto es que el equipo parece acumular cierto cansancio. El Atlético lleva varias jornadas que parece que juega en el campeonato liguero con el freno echado. En algunos partidos eso sirve para llevarse los tres puntos, pero en otros no es suficiente. Ante la Real, por ejemplo, no lo fue, porque el conjunto realista fue a por todas. En el primer gol de la Real, mientras los defensas se quedan mirando, Willian José va a por el balón como si fuera el último de su vida.

Fuera de juego. El colegiado señaló fuera de juego en una jugada en el primer tiempo en la que Gameiro se iba solo hacia la portería de la Real. No lo era. En el 2-0, Saúl, ya como lateral izquierdo, validó la posición de Juanmi, quien hizo el segundo tanto. Al final esos pequeños detalles deciden. Y en este choque el Atlético no resultó muy favorecido. Por otro lado, Simeone comenzó poniendo a Juanfran de lateral derecho y a Vrsaljko por la izquierda, pero en el segundo tiempo varió y colocó a Saúl en la zurda. Acusó en la jugada de ese gol no ser un defensa nato. Cuando sus demás compañeros achicaron, él se quedó. Y llegó el tanto. Un detalle más para explicar la derrota en Anoeta.

Torres. Salió en el segundo tiempo y le volvió a dar otro aire al Atlético. Ya sucedió frente al Sporting, en Lisboa. No era muy difícil, porque a poco que hiciera el Niño ya era más de lo que habían mostrado sus compañeros en un primer tiempo soporífero. Torres pudo marcar de cabeza y luego protagoniz­ó otro par de escapadas buenas, una de ellas invalidada por el colegiado por unas manos inexistent­es. El Niño sabe que se le acaba la aventura de su vida y quiere aprovechar­la al máximo. En ataque fue de lo mejorcito de su equipo. Griezmann, por ejemplo, se limitó a saltar al campo, saludar a sus excompañer­os, fue pitado por algunos aficionado­s en la grada y poco más.

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