Wenger, el técnico que viró la Premier, deja el Arsenal
El francés anunció su adiós al equipo al que llegó en 1996
EI anuncio de Wenger fue el final de un día largo y mayormente soleado. Han sido 22 años en los que hizo que desde España, desde el mundo, empezáramos a mirar con otros ojos a la Premier. Cambió la cultura no sólo de un club, sino de un país, con un estilo reconocible. Empezó defendiendo y aprovechándose de lo que encontró al llegar de Japón como un desconocido y avanzó hasta atacar con una energía, una elegancia y una velocidad desconocidas en la Premier. Con Bergkamp, Henry, Vieira, etc, hizo al equipo campeón sin perder un partido (2003-04).
Pero los títulos no reflejan el valor de lo que introdujo en la Premier, aunque en todo caso acabó engullido por el tiempo, la peor de las enfermedades. Su legado, como dijo en el mensaje de despedida en la web del club, son los valores y la identidad que ha creado en el club y su sueño sería que ambas fueran respetadas en el futuro.
Se le escogió como mánager del Arsenal por muchas razones, pero principalmente, como cuenta el directivo David Dein, “por su dignidad”. Cuando llegó, Tony Adams, el capitán del Arsenal que acababa de anunciar su alcoholismo, dijo que le recibió con una actitud cerca del “desprecio, pero antes de investigar”. Wenger le cambió la vida, como a tantos futbolistas, y los homenajes múltiples que ha recibido en las últimas horas así lo reflejan.
Otro de sus grandes logros fue montar y desmontar varios equipos ganadores, pero en esta última fase le faltó no tanto el conocimiento, pero sí el acierto y quizá la cultura de equipo necesarios para que sus jugadores tuvieran una continuidad en sus picos altos de nivel.
La nueva generación, la post-Highbury, sólo sabe ganar Copas, porque la última Premier se levantó en 2004, y lleva años exigiendo su marcha porque entiende que el club se ha estancado. Hay algo de razón en ello. Los equipos del Arsenal dejaron de tener la intensidad del pasado, entran en los partidos con desconocimiento del rival y una serie de cuestiones que explican que el Arsenal tuviera menor repercusión en Europa.
En todo caso, se le recordará principalmente por la primera parte de su estancia, porque en la segunda fue hombre de club. El presupuesto era inferior al de los rivales, cada año debía vender para fichar y Wenger aceptó sin rechistar. Tuvo al menos dos ocasiones de ir al Madrid y ofertas de otros grandes de Europa, pero el Arsenal era “el club de su vida”. Por eso el director ejecutivo, Ivan Gazidis, le dejó escoger cuándo salir. El club no le exigió mucho más allá de estar entre los cuatro primeros para ir a la Champions, donde estuvo 19 años seguidos, aunque este será el segundo que no lo haga, salvo si gana la Europa League. Con esas limitaciones, una apuesta por la cantera que no acabó de funcionar y un modelo más parecido al del resto con fichajes como Alexis y Özil también se quedó a medias y da la sensación de que se va (le queda un año de contrato) un minuto antes de que lo retiren.
División La nueva generación ‘gunner’ exigía su salida desde hace años