Los detectives del virus
Los rastreadores servirán para reconstruir los casos de los nuevos infectados y buscar con quiénes estuvieron en contacto
El desconfinamiento avanza en toda España, donde todos los territorios estarán como mínimo en la Fase 1. El objetivo del Gobierno y de las comunidades autónomas es evitar un repunte en los casos de COVID-19, y por ello, la figura del coronadetective asume un protagonismo especial. Se encargan de reconstruir los pasos de cada caso confirmado y buscar a las personas con las que ha estado para evitar que el virus se reproduzca. Se trata de combinar los test masivos con la vigilancia de contactos cercanos. Esta experiencia, puesta en marcha en varios países, se está perfeccionando en España, donde hay ya más de 2.000 rastreadores.
Todo empieza con el diagnóstico del caso de coronavirus. Los coronadetectives empiezan entonces un rastreo de los contactos que esa persona haya tenido en las 48 horas anteriores al inicio de los síntomas, y que deben ser estrechos, es decir, que hayan estado en el mismo lugar a una distancia de dos metros y durante más de 15 minutos. La lista de contactos es más grande a medida que avanza la desescalada y varía mucho según el grado de desconfinamiento.
Los detectives que rastrean la cadena de contagios van desde médicos de cabecera y epidemiólogos hasta farmacéuticos y veterinarios. El primer filtro viene de los médicos de Atención Primaria, que determinan si los síntomas de una persona encajan con los del coronavirus. Las personas sospechosas lo son por un tiempo limitado, ya que los resultados de las PCR se conocen en un plazo inferior a 24 horas. El problema en España es que el sistema de rastreos es diferente en cada comunidad y van a distintas velocidades.
Estas investigaciones ya se han puesto en marcha en otros países. En Reino Unido se ha empleado a 18.000 rastreadores, mientras que Alemania dispone de 20 rastreadores por cada 100.000 habitantes. Fuera de Europa, este rastreo se ha aplicado con éxito en Corea del Sur y Singapur. En este último país la investigación ha funcionado con un equipo formado por policías, militares y funcionarios del Ministerio de Sanidad, y se han obtenido resultados por la aplicación de la cibervigilancia y la obediencia de la población a las reglas.
Hasta ahora, la mayor parte de estos rastreos se han realizado por teléfono, pero la tecnología se está empezando a utilizar. El Gobierno aprobó hace unas semanas un real decreto para la cibervigilancia sanitaria y ha desarrollado una aplicación que se pondría en marcha si hay rebrotes. Sin embargo, algunos colectivos han denunciado que estas aplicaciones podrían interferir con la privacidad, ya que utilizan datos personales para el rastreo. El próximo 27 de mayo la Asamblea Nacional francesa votará si permite que la aplicación StopCovid, desarrollada por el Ejecutivo galo y criticada por vulnerar la libertad personal, puede comercializarse. Pese a esto, el rastreo se perfecciona con el objetivo de evitar un nuevo pico de contagios.