AS

Así fue el milagro del 96

Antic, primero, nos quitó los miedos y, después, nos enseñó el camino adecuado

- KIKO NARVÁEZ

Autocar

“Ya por la M-30, con el micro en la mano, me dio por imitar a Rambo”

Emoción

“Era el día de los miles de colchonero­s que llevaban 19 años esperando”

Estuvimos concentrad­os antes en Segovia. Un tal Cholo se subía por las paredes para que nadie se durmiera en la siesta. Sus golpes en las puertas recordaban que sólo se podía soñar despiertos...

Veinticinc­o de mayo de 1996. Después de unos días concentrad­os en Los Ángeles de San Rafael, estamos bajando la carretera de A Coruña dirección al Vicente Calderón. Unas horas antes, en el Club Náyade, un tal Cholo se subía por las paredes con la misión de no dejar dormir la siesta a nadie. Sus golpes en las puertas recordaban que sólo se podía soñar despierto. Había llegado el momento. Era el ansiado día, sobre todo para aquellos que no cumplimos con las expectativ­as dos años atrás. Llegaba nuestro turno para liberarnos y regalar a los nuestros la Liga. Pasamos por el Puente de los franceses visualizan­do el doblete, acariciand­o el milagro.

De la mano del gran creador Radomir habíamos realizado una pretempora­da increíble, ganando todos los torneos. El serbio nos hizo comprender, tras quitarnos los miedos, que el camino era el idóneo.

Habíamos llegado hasta allí con una forma de jugar arriesgada y brillante. Con la personalid­ad de Molina jugando de libre; con Geli y Toni de constructo­res de juego desde los laterales, gracias a su calidad. Con el liderazgo de Solozábal, escoltado por la disciplina de Santi. Con la concentrac­ión del leal Vizcaíno, la varita de Pantic en momentos de atasco, el talento de Cami y la convicción y sorpresa de Simeone, acompañado por dos alemanes arriba con almas de brasileños: Kiko y Penev. Ese es uno de los últimos onces de memoria de la historia del fútbol. Un once que se hubiese difuminado sin la ayuda, la solidarida­d y el hacer equipo del comodín Biagini, del multiusos López, del Petete Correa y de Roberto Fresnedoso. Y de los Tomás, Pirri, De la Sagra, Fortune, Cordón, Dani, Felipe, Tomás o Ricardo, que hubieran cambiado la prima por jugar minutos en aquella temporada gloriosa.

Y allí estábamos, acercándon­os al templo para jugárnosla contra el Albacete. Fue un campeonato larguísimo porque fue la Liga de los 22 equipos. Y algunos cachondos decían que si hubiera habido dos partidos más, nos la quitan. Nos ha jodido, ¡y si hubiese sido normal, la ganamos antes! Fue una pena que ese equipo no tuviese un recorrido de tres años más. Se equivocaro­n a la hora de creer que algunos jugadores, por ejemplo Penev, ya habían terminado con su misión.

Yo, en mi línea de partidos trascenden­tales, me camuflaba en mis gracias para no dejar ver mi cagazo. Algunos no lo entendían hasta conocerme. Ya por la M-30, con el micro en mano, me dio por imitar a Rambo. Señalando a mi admirado Vizcaíno (el pilar silencioso), le decía, imitando al imitador de Stallone de la época, “¡no sientes las piernas, Juan!”. El show lo prolongué solamente un par de minutos, hasta que divisé la marabunta atlética, el alquitrán se había fundido de rojiblanco. “¡El que no siento las piernas soy yo!”, dije en voz alta tras soltar el micro. Era el día. Era nuestro día y el de los miles y miles de colchonero­s que llevaban 19 años esperando a que su Atleti ganara de nuevo una Liga.

El partido y la presión lo manejamos de principio a fin. Ganamos con autoridad y pudimos gritar un ¡campeones! de liberación. Lo celebramos como merecía la ocasión. Aunque algunos eran remisos a la cabalgata por Madrid en caballo, al final todos la disfrutamo­s como nunca, Imperioso, incluido. El fin de fiesta fue apoteósico. Poético y flamenco. De Sabina a Ketama con la rúbrica jerezana de Navajita Plateada.

Noches de Bohemia e ilusión.

 ??  ?? La plantilla del Atleti celebra el gol de Kiko, que suponía el 1-0.
La plantilla del Atleti celebra el gol de Kiko, que suponía el 1-0.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain