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El camino hacia Qatar tiene curvas

España tropieza con Grecia en el inicio de las eliminator­ias mundialist­as ● Morata, autor del gol Grecia empató con un dudoso penalti de Íñigo Martínez ● Ramos suma su 179ª internacio­nalidad ● Debutaron Pedri y Gil

- HÉCTOR MARTÍNEZ

No es un partido para subir a la nube —lo de la hemeroteca me da que se quedó viejo—, todo lo contrario, es un partido para borrar de inmediato porque la Eurocopa está a la vuelta de la esquina y las penas hay que sacudírsel­as lo antes posible. España tropezó con Grecia y se complica a las primeras de cambio las eliminator­ias para el Mundial de Qatar 2022. En cuatro meses hemos pasado del festival ante Alemania al chasco de Granada. Demasiado vaivén, llega ahora el tiempo del análisis y el debate. Pero debate exprés. El domingo aguarda Georgia y en Tiflis no hay margen de error.

El resultado no acompañó, pero el cuadro va tomando forma. Al equipo tipo, me refiero. Hace nada, el casting de Luis Enrique nos dejaba algo descolocad­os. Veíamos las pinceladas, pero debíamos dar un par de pasos atrás para entender la pintura en su totalidad. Tres porteros con similar pedigrí (Kepa, De Gea y Unai Simón), examen de centrales para acompañar a Ramos (Pau Torres va por nota…), rotación de batutas (Busquets o Rodri) y baile de jugadores y posiciones de medio campo hacia arriba con el falso nueve (Rodrigo, Aspas o Moreno) como canción de moda. Ahora sí que se ve el cuadro, lo abstracto ya es real. Pese al resultado. Luis Enrique calcó ayer el equipo que sacó los colores a Alemania en La Cartuja (6-0). No pudo hacerlo al cien por cien por las lesiones de Sergi Roberto y Pau Torres, sustituido­s por Marcos Llorente y Eric García. El resto, los mismos jugadores de aquel recital ante la Mannschaft.

No se abrió de inicio la puerta a los debutantes, pues los cuatro (Robert Sánchez, Pedro Porro, Pedri y Bryan Gil) asistieron al pitido inicial desde el banquillo. Pero no por eso dejó de haber sorpresa en el once inicial. La vista se iba irremediab­lemente al lateral derecho, con Marcos Llorente y sus siete pulmones junto a la cal. Le falta ser árbitro y portero, todo se andará.

Grecia defendía en bloque, oscilaba con Bakasetas como eje. En principio, el del Trabzonspo­r debía ser el faro ofensivo junto a Masouras y Limnios. Van’t Schip era consciente de que el rival llevaría la iniciativa. Frente a España uno sabe, sí o sí, que la pelota no es negociable. Es cierto que esta Grecia no es la del puño cerrado de Rehhagel, aquella que sorprendió a Europa con el título en 2004, pero por mucho aperturism­o que se proclame le cuesta llevar la iniciativa.

Así que a la selección helena no le quedaba otra que aguantar

el asedio de España. Koke protagoniz­ó la primera ocasión de peligro con un doble remate en el 13'. La Roja se armaba de paciencia, con Ramos y Eric García iniciando cada ataque, un plan de vuelo demasiado previsible. El juego se embarulló con el paso de los minutos, faltas e imprecisio­nes que ralentizar­on el ritmo del partido, algo que jugaba descaradam­ente en nuestra contra. Y estábamos tan narcotizad­os que de repente, un derechazo de Olmo al larguero casi nos hizo caer de la silla. Fue tal el despertar que sólo un minuto después llegó el segundo dardo, este sí con el gol como premio. Koke recibió en tres cuartos, levantó la cabeza y sirvió un pase gourmet a Morata, que controló el balón con el pecho y remató con la zurda ante Vlachodimo­s. A lo Cristiano, vamos, es lo que tiene entrenar y jugar junto al rey del remate.

El gol, eso sí, no alteró ni un ápice la estrategia helena. El equipo siguió anclado atrás, lo que dibujaba un escandalos­o reparto en la posesión: 80% para España y 20% para Grecia. Así se llegó al descanso y así se volvió de él. No había novedad en el juego aunque sí en las alineacion­es con Ramos cediendo su lugar a Íñigo Martínez. Descanso para el de Camas, que suma un partido más al zurrón de internacio­nalidades: 179, a sólo cinco del récord mundial del egipcio Ahmed Hassan.

Y el central del Athletic no pudo tener peor estreno en el partido pues en el 55' cometió penalti. En las eliminator­ias no hay VAR, así que el veredicto de Marco Guida no tuvo vuelta atrás. Debate, lógicament­e, sí hubo, porque el central de Ondárroa despeja el balón y en su inercia golpea con los tacos sobre la pierna de Mansouras. En mi opinión, Íñigo mantiene en exceso su pierna arriba. No sé. Un penalti que podríamos bautizar ya como a lo Modric (similar a la falta que le pitaron al croata en Balaídos), pero penalti al fin y al cabo, transforma­do sin contemplac­iones por Bakasetas.

Había que encontrar una marcha más en el juego monótono de la Selección. Luis Enrique apostó fuerte, con los versos sueltos de Pedri y Bryan Gil. Y poco después con Thiago y Oyarzabal. Pero el muro griego no cedió. Sólo alguna incursión de Gil amagó con crear una ocasión de gol. Pero esa no llegó. Lo único que llegó fue el pitido final de un partido que nos deja en fuera de juego. ¿Cómo se puede jugar tan bien ante Alemania y tan mal ante Grecia?

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Koke e Íñigo Martínez protestan al italiano Marco Guida el penalti que señaló por una falta del central del Athletic que provocó el empate final.
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REPORTAJE GRÁFICO MIGUEL MORENATTI, PEPE VILLOSLADA Y GETTY

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