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Asensio llega a tiempo

El balear, que fue suplente, asiste a Oyarzabal en el gol del triunfo ● España, a un punto de cuartos

- SERGIO SANTOS

Asensio y Oyarzabal rescataron a España cuando asomaba la cabeza por el precipicio. Se le atragantó a La Roja un partido en el que dominó de principio a fin, con una Australia que puede recordar sin hacer demasiado esfuerzo mental cada vez que salió de su campo, porque lo logró poco y mal. Los de De la Fuente se estrellaro­n una y otra vez ante el muro australian­o hasta que la exquisita zurda de Asensio y la cabeza de Oyarzabal evitaron una situación dramática.

Antes de que se llegara a ese desenlace, como era de prever, De la Fuente sacó la agitadora. Se esperaba que cayera algún peso pesado, aunque era complicado imaginarlo de forma tan radical: mandó a Merino a la grada y a Asensio, al banquillo. Dos de los tres con los que ocupó las plazas de mayores de 24 años se quedaron fuera el día decisivo. Al selecciona­dor nunca le ha temblado el pulso a la hora de hacer sus alineacion­es. La confianza en ambos es plena, nada de enfado ni castigo, simplement­e busca siempre con estas decisiones el míster motivar a la tropa. Lo logró una vez más: Asensio pasó de señalado al principio del partido a héroe al final.

España tardó en entrar en el partido. Los primeros diez minutos repitió la falta de ideas del estreno, aunque esta vez tardó poco en sacudirse los nervios. Resultó clave la aparición de dos hombres que deben dar un paso al frente mientras se recupera Ceballos: Pedri y Dani Olmo. El del Barça comenzó a encontrar su sitio entre líneas (filtró un pase fantástico a Soler que casi le deja solo ante el portero) y Olmo descolocó a la defensa rival con su movilidad.

Pronto llegó la ocasión más clara del primer acto: un buen pase de Puado terminó con un zurdazo de Oyarzabal al larguero. Esa oportunida­d soltó a España, que acumuló llegadas peligrosas sin puntería. Las dos décadas sin marcar en unos Juegos comenzaban a pesar demasiado y la Selección se marchó a la caseta en el intermedio frustrada por no ser capaz de abrir la lata ante un rival tan inferior.

Reacción. En la segunda parte, Dani Olmo se conectó definitiva­mente, asumiendo el liderazgo que le correspond­e en este equipo. Siguió entonado Pedri, Oyarzabal comenzó a participar cada vez más y la entrada de Bryan le vino bien a España. Con la incorporac­ión de Asensio, el juego mejoró todavía más, pero se mantuvo la desesperac­ión: el único ingredient­e que faltaba para completar la receta era el más importante, el gol.

En el 81’, Asensio destapó toda la clase que tiene en esa zurda que quiere que vuelva a ser de oro en Tokio. Puso un centro magnífico que Oyarzabal sólo tuvo que acariciar para que terminara dentro de la portería. Un gol que debe marcar un antes y un después de La Roja en este torneo.

Conviene destacar también a la línea defensiva, porque si España sigue viva en este campeonato a pesar de la falta de gol es por el excelente trabajo de Unai Simón, Pau Torres y Eric Garcia. No se recuerda una sola ocasión clara en los 180 minutos que lleva disputados la Selección en estos Juegos. Eric por fin tiene el ritmo con el que no llegó a la Eurocopa y ahora sí da señales de ser ese central de época que el Barça está seguro de haber atado. Con la suma de todos, lo importante es que estos tres puntos son oxígeno: con un empate contra Argentina el miércoles, España estará matemática­mente en los cuartos de final.

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Vallejo, Asensio, Oyarzabal y Dani Olmo celebran el gol de la Selección ante Australia ayer en Sapporo.
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