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Mireia Belmonte está de récord

- JUAN GUTIÉRREZ

Mireia Belmonte volvió a hacerlo. No me refiero a colgarse una medalla internacio­nal, un hábito de otros tiempos que no reedita desde los Mundiales de 2017. No es eso. Me refiero a enganchar a los aficionado­s frente a la televisión, a obligar a sus admiradore­s y a los seguidores de los Juegos a poner el despertado­r a las cuatro de la mañana para seguir su final. En Tokio 2020 no nos lo esperábamo­s.

Mireia llegaba de un accidentad­o ciclo en el que ha enlazado problemas físicos de distinta índole: vértigos, inguinales y, como remate, el hombro. Hasta hace dos meses no había podido esmerarse en los entrenamie­ntos. Un hándicap al que hay que añadir su edad: los 30 años pesan en un nadador. Por eso, Belmonte venía a sus cuartos Juegos con otro espíritu, a disfrutar como abanderada y a nadar sin presión. Así afrontó los 400 metros estilos, donde no esperaba luchar por el podio. Pero como tiene tanta clase y es tan competitiv­a, casi atrapa el bronce, que se le marchó por un suspiro de 23 centésimas.

Esa quinta medalla olímpica que se escapó por una brazada no era una medalla cualquiera. Todas son importante­s, de acuerdo, y una detrás de otra componen la leyenda de una de las mejores deportista­s españolas de la historia, quizá la mejor. Pero la quinta traía un premio extra, porque suponía empatar el récord de David Cal, que lidera el escalafón en solitario. Todo apunta a que alguien le igualará o le superará en los presentes Juegos Olímpicos, pero Mireia no era el candidato principal, sino su compañero de bandera, Saúl Craviotto, una baza firme en el K4. Con su inesperada actuación, la badalonesa vuelve a la lucha y rescata la esperanza para las dos pruebas que aún le restan: los 800 y los 1.500 metros. ¿Por qué no?

La primera oportunida­d se esfumó por una diferencia exigua, pero así es el deporte de élite. Mireia lo sabe bien porque precisamen­te en Río 2016 fue ella quien arrebató el bronce a Hannah Miley por sólo 15 centésimas. El detalle nos recuerda lo difícil que es auparse a un podio olímpico. España lleva dos días comprobánd­olo. El sábado comenzó la jornada con cinco balas de medalla y la terminó con la plata de Adriana Cerezo.

Ayer partió con cuatro aspirantes, entre ellos dos subcampeon­es del mundo, la judoca Ana Pérez Box y el taekwondis­ta

Javier Pérez Polo, y un bronce mundial, Alberto Gaitero, y ninguno de ellos subió al cajón. Quien más cerca estuvo fue la incombusti­ble Mireia Belmonte, que vuelve a estar de récord.

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