Monstruoso Doncic
Anota 48 puntos, a 7 del récord olímpico
Luka Doncic se presentó en Tokio a lo grande, como todo lo que está haciendo en su cortísima pero ya descomunal carrera. La exhibición que, en su debut olímpico, regaló a su país, Eslovenia, contra Argentina (100-118), a la que propinó al descanso (42-62) la mayor paliza de su historia en los Juegos, se recordará para siempre. Sus 31 puntos en los primeros 20 minutos, con unos espectaculares porcentajes (11/17 en tiros de campo y 5/5 en tiros libres), quedarán ya escritos con letras de oro en la competición. Su gesto, desafiante, sintiéndose capaz de todo después de anotar su último triple antes del descanso, resume en una imagen a un jugador tocado por los dioses del baloncesto. Doncic bordeó el récord de anotación en unos Juegos. Sin disputar los últimos cinco minutos, en los que Sekulic le dio un descanso algo absurdo porque estos días a veces no regresan, terminó con 48 puntos (18/29 en tiros de campo) y no llegó a los 55 de Oscar Schmidt en Seúl. Sí igualó la marca de Ed Palubinskas en Montreal 1976. Y también batió su propio récord personal, 46 tantos, que tenía desde febrero en un partido ante los Pelicans y que luego igualaría en el séptimo de primera ronda de playoffs ante los Clippers.
Doncic es un jugador privilegiado. Y si hubo algún pero en los playoffs NBA por el descenso de sus prestaciones en el último cuarto de la serie contra los Clippers, ese problema en el baloncesto FIBA se atenúa por asuntos de minutaje. Es más difícil que aparezca el cansancio. Doncic desbordó a Argentina. Es lo que anota y cómo domina. Liderada por este genio que, aunque terminó de formarse en el Madrid (llegó a los 13 años), tiene ese aire tan balcánico en su manera de jugar y comportarse (recibió una técnica en el minuto 28 y exploró los límites de los árbitros hasta poder ser descalificado), Eslovenia voló hacia la primera victoria olímpica de su historia y dio un buen aviso a España de hasta dónde es capaz de llegar.