Rioja, el camarero que acabó en Primera
■ Luis Rioja (Las Cabezas de San Juan, Sevilla, 1993) es un jugador consagrado en Primera uno de esos ídolos de jóvenes. Pero eso no le ha despegado de unos orígenes humildes, ni de una familia a la que está muy unido. De hecho, no esconde que su plato favorito continúa siendo las lentejas de su abuela, aquellas que tanto echaba de menos en sus primeras experiencias lejos del pueblo.
Formado en el fútbol base del Club Deportivo Cabecense, el extremo andaluz, el segundo cabeceño en llegar a Primera tras Marchena, se ha hecho el dueño de la parcela zurda ofensiva en el Alavés, donde llegó en 2019 por dos millones de euros tras un excelente año en el Almería, en una categoría de plata que se le quedó pequeña en apenas un curso. Y eso tras cinco temporadas y casi 150 encuentros en Segunda B, con el Madrid C, el Celta B y el Marbella. “Todos los niños, todos, soñamos con jugar en Primera”, se emociona. Su primer gol se lo hizo al Barça. En esta época de sueños cumplidos, no se olvida que de joven tuvo que buscarse la vida como camarero. Se presentaba en el bar Conejo a las cinco de la mañana, cuando ni siquiera habían llegado los periódicos. Estaba hasta las tres de la tarde. Allí trabajó cuatro años. Tras servir mesas, se iba a entrenar. “Y ganaba mucho más como camarero que como futbolista”, dice.